El Diwali o "festival de las
luces", es un festival hindú que dura cinco días, que se celebra en la
luna nueva del mes de Kartika. El festival comienza en el día denominado
Dhanteras, que se celebra el décimo tercer día lunar de Krishna Paksha (cuarto
menguante) del mes Ashvin del calendario hindú y finaliza en Bhau-beej,
celebrado el segundo día lunar de Shukla Paksha (cuarto creciente) del mes
Kartik. Dhanteras por lo general cae dieciocho días luego de Dussehra. En el
calendario Gregoriano, Diwali cae entre mediados de octubre a mediados de
noviembre. La festividad es celebrada por los miembros de varias religiones en
India, como el hinduismo, el sijismo y el jainismo.
Durante el Diwali, celebrado una
vez al año, la gente estrena ropa nueva, comparte dulces y hacen explotar
petardos y fuegos artificiales. Es la entrada del año nuevo hindú, y una de las
noches más significativas y alegres del año. La divinidad que preside esta
festividad es Lakshmí, consorte del dios Vishnú. Ella es quien otorga la
prosperidad y la riqueza, por eso es especialmente importante para la casta de
los comerciantes (vaisyas). También el dios Ganesha es especialmente venerado
ese día. En el este del país se venera particularmente a la diosa Kali. En esa
ocasión, los sikhs celebran la liberación de su sexto gurú, Hargonbind, y hacen
un homenaje a los diez gurús espirituales del sikhismo.
La fiesta tiene lugar en el
decimoquinto día de la quincena oscura del mes de kārttika (que cada año puede
caer entre el 21 de octubre y el 18 de noviembre), y puede durar cuatro o cinco
días. Conmemora la muerte del demonio Narakasura a manos de Krishna y la
liberación de dieciséis mil doncellas que éste tenía prisioneras. Celebra
también el regreso a la ciudad de Ayodhyā del príncipe Rāma tras su victoria
sobre Rāvaṇa, rey de los demonios. Según la leyenda, los habitantes de la
ciudad llenaron las murallas y los tejados con lámparas para que Rāma pudiera
encontrar fácilmente el camino. De ahí comenzó la tradición de encender
multitud de luces durante la noche.
Las casas se limpian de forma
especial y se adornan con diversos motivos y lámparas de aceite o velas que se
encienden al atardecer. Es usual celebrar una comida compuesta de sabrosos
platos y dulces, hacer regalos a las personas cercanas y familiares, los fuegos
artificiales y los juegos. Es el momento para renovar los libros de cuentas,
hacer limpieza general, reemplazar algunos enseres del hogar y pintarlo y
decorarlo para el año entrante. Es tradición que la diosa favorecerá de forma
especial a quienes se reconcilien con sus enemigos. Se aconseja instalar un
altar en un lugar preferente de las casas donde esté presente una imagen de
Lakshmí a la que se le ofrecerán flores, incienso y monedas mientras se repite
el mantra:
oṃ Śrī Mahā-Lakṣmīyai namah
¡Om! A la Señora Gran-Fortuna le doy
reverencias.
Al anochecer se abren todas las
ventanas y puertas de las casas y en cada una de ellas se realiza un
ofrecimiento de luz con una lámpara de aceite o una vela, repitiendo el mismo
mantra, para que Lakshmí entre para el resto del año. También se lanzan barcos
de papel o lamparillas encendidas a los ríos sagrados, cuanto más lejos vayan,
mayor será la felicidad en el año venidero y se elaboran unos diseños llamados
manorā, que son unos dibujos hechos en las paredes y que se adornan durante el
festival. A la salida del sol es de ritual lavarse la cabeza, lo que tiene el
mismo mérito que bañarse en el sagrado río Gangā (el Ganges).
El simbolismo de la fiesta
consiste en la necesidad del hombre de avanzar hacia la luz de la Verdad desde
la ignorancia y la infelicidad, es decir, obtener la victoria del dharma (la
virtud) sobre adharma (falta de virtud).