jueves, 21 de diciembre de 2017

SAINT SIMON, EL SOCIALISMO UTÓPICO


Claude-Henri de Rouvroy, Conde de Saint-Simon, nació en París el 17 de octubre de 1760. Filósofo y teórico social francés, que puede incluirse entre los filósofos del socialismo utópico. Sus ideas fueron a parar a la democracia socialista europea de finales del siglo XIX. El conde de Saint-Simon es el prototipo del espíritu ilustrado creativo y visionario. Puede considerarse como el primer teórico de la sociedad industrial, lo que causó que algunos le atribuyeran el título de fundador del socialismo francés, incluso de iniciador del Socialismo. Escribió una obra voluminosa, centrada en la economía.

Luchó a favor de la Independencia de los Estados Unidos y pasó por diferentes niveles económicos a pesar de ser aristócrata. Su contexto social es el de la revolución francesa, la revolución estadounidense y la primera industrialización. Recibió influencias de la ilustración y el romanticismo. Estuvo relacionado con Augusto Comte, padre de la sociología. Por un largo tiempo trabajó con este, pues Saint-Simon lo contrató como secretario, junto al historiador Agustín Thierry; al parecer, la teoría de los tres estadios de Comte, surgió de aquella colaboración.

Es el autor más influyente sobre los primeros socialistas, así como también pesó en los románticos, en la sociología de Augusto Comte, en John Stuart Mill e incluso en Luis Napoleón. También su eco llegará hasta Marx, pues este compartirá el optimismo científico y la fe en la tecnología.

Saint-Simon era un intelectual plenamente inmerso en el ambiente de su época, que vivió intensamente. Ya desde joven tenía consciencia de que llegaría a realizar grandes tareas en ayuda de la humanidad. Así desde los quince años ordenó a sus ayudantes de cámara, que lo despertaran diciéndole: «Levántese, señor conde, tiene usted grandes cosas que hacer». Engels llegó a decir que fue, junto con Hegel, la mente más enciclopédica de su época y que casi todas las ideas del socialismo posterior estaban contenidas en su obra. También el positivismo está en sus escritos, pero aunque la necesidad del estudio científico de la sociedad, de la política y de la moral, fue proclamada a todos los vientos por Saint-Simon, sus propios escritos estuvieron totalmente alejados de la búsqueda científica tal y como ahora la entendemos.

Precursor de la «fisiología social», también llamada «física social», rebautizada por Auguste Comte como sociología. Industrialista utópico, vivió en la riqueza y en la más absoluta de las pobrezas. En su opinión, los industriales, frente a los juristas y metafísicos deberán ser los encargados de terminar realmente la Revolución francesa, garantizando así la prosperidad de la agricultura, comercio e industria, en definitiva, de toda Francia.

En cuanto al positivismo, todavía embrionario en aquella época, atraía a quienes respetaban el método científico y buscaban una manera de promover el cambio social dentro del orden. Esto evitaría conflictos y la movilización de aliados incontrolables, reduciendo al mismo tiempo el contragolpe restauracionista.

Algunas de sus obras más importantes son La industria, El sistema (1823). Es uno de los primeros en estudiar la industrialización. La ve positivamente (abundancia) y cree que puede traer un nuevo modelo social. Debe existir la propiedad privada, pero solo si esta es merecida; por eso defiende la abolición del derecho a la herencia. Se muestra contrario a los comerciantes. Para Saint-Simon hay dos clases de individuos, los productores (trabajadores, empresarios...) y los no-productores (comerciantes, gandules...). La industrialización es buena, pero se debe reorganizar la sociedad y la función del Estado sería la de facilitar esta transformación. Los trabajadores tendrían que pasar a cobrar según su productividad.

El gran objetivo que se propuso fue reorganizar la sociedad sobre las bases de la ciencia y la industria, para alcanzar una sociedad sin clases por el camino de una renovación ético-religiosa. Asimismo destaca su libro El Nuevo Cristianismo (1825). Murió en París el 19 de mayo de 1825 a la edad de 64 años.