martes, 20 de febrero de 2018

MANCO CAPAC Y MAMA OCLLO


En las tierras que se encuentran al norte del lago Titicaca, unos hombres vivían como bestias feroces. No tenían religión, ni justicia, ni ciudades. Estos seres no sabían cultivar la tierra y vivían desnudos. Se refugiaban en cavernas y se alimentaban de, de bayas salvajes y de carne cruda. Inti, el dios Sol, decidió que había que civilizar estos seres. Le pidió a su hijo Ayar Manco y a su hija Mama Ocllo descender sobre la tierra para construir un gran imperio. Ellos enseñarían a los hombres las reglas de la vida civilizada y a venerar su dios creador, el Sol. Pero antes, Ayar Manco y Mama Ocllo debían fundar una capital. Inti les confía un bastón de oro diciéndoles esto:

- Desde el gran lago, adonde llegarán, marchen hacia el norte. Cada vez que se detengan para comer o dormir, planten este bastón de oro en el suelo. Allí donde se hunda sin el menor esfuerzo, ustedes construirán Cuzco y dirigirán el Imperio del sol. La mañana siguiente, Ayar Manco y Mama Ocllo aparecieron entre las aguas del lago Titicaca. La riqueza de sus vestimentas y el brillo de sus joyas hicieron pronto comprender a los hombres que ellos eran dioses. Temerosos, los hombres los siguieron a escondidas.

Ayar Manco y Mama Ocllo se pusieron en marcha hacia el norte. Los días pasaron sin que el bastón de oro se hundiera en el suelo. Una mañana, al llegar a un bello valle rodeado de montañas majestuosas, el bastón de oro se hundió dulcemente en el suelo. Era ahí que había que construir Cuzco, el "ombligo" del mundo, la capital del Imperio del Sol. Ayar Manco se dirigió a los hombres que los rodeaban y comenzó a enseñarles a cultivar la tierra, a cazar, a construir casas, etc... Mama Ocllo se dirigió a las mujeres y les enseñó a tejer la lana de las llamas para fabricar vestimentas.

Les enseñó también a cocinar y a ocuparse de la casa... Es así que Ayar Manco, devenido Manco Capac, en compañía de su hermana Mama Ocllo se sentó en el trono del nuevo Imperio del Sol. A partir de este día, todos los emperadores Incas, descendientes de Manco Capac, gobernaron su imperio con su hermana devenida en esposa.