Barrabás es un personaje citado en el Nuevo Testamento,
concretamente en relación con el proceso de Jesús ante Poncio Pilato. Habría
sido participe en varias rebeliones y homicidios. La pena para su crimen habría
sido la crucifixión, pero según las escrituras de los evangelios habría
existido una tradición que permitiría o requeriría que Pilatos indultara a un
preso sentenciado a muerte durante la Pascua mediante aclamación popular. A la
gente reunida se le ofreció la opción de liberar a Jesús o a Barrabás. Se
habría aclamado popularmente la liberación de Barrabás, con la consecuente
crucifixión de Jesús.
La historia de Barrabás es utilizada con frecuencia para
justificar el antisemitismo, atribuyendo por la misma al pueblo judío la
posible responsabilidad de la crucifixión de Jesús. Otras fuentes consideran
que fue utilizada en los primeros tiempos del cristianismo para limpiar de
culpas al Imperio romano, para facilitar la adopción de dicha religión por los
romanos y finalmente su oficialización.
En arameo, Barrabás es Bar Abbâ y significa “hijo del padre”.
¿Quién era Barrabás? El Evangelio de Juan dice que “Barrabás era salteador”
(18:40). El evangelio según Marcos 15:7 dice que Barrabás “estaba en cadenas
con los sediciosos, que en su sublevación habían cometido asesinato”. El
evangelio según Lucas 23: 19.25 declara que el mismo Barrabás había “había sido
echado en la prisión por cierta sedición que había ocurrido en la ciudad, y por
asesinato”.
Estaríamos hablando por tanto de un luchador judío contra
Roma, y no uno cualquiera, sino, como señala Mateo 27:16 “alguien famoso”. En
este sentido se ha creado la idea de que era el líder de una facción sediciosa.
El papa emérito Benedicto XVI, Joseph Ratzinger, traza el paralelo entre el
nombre Bar Abba con la costumbre de otro líder sedicioso, el de la última
revolución anti-romana en el año 132 DC, que fue llamado Bar-Kokebá, “hijo de
la estrella”.
En manuscritos griegos anteriores al siglo III DC,
provenientes de Cesarea, del Sinaí y Siria, y en algunos manuscritos usados por
Orígenes, se le llama en Mateo 27:17 “Iesous ho Barabbas”, es decir “Jesús
Barrabás”, Jesús Bar Abba o Jesús Hijo del Padre. Jesús hijo del padre. Según
una interpretación ambos nombres serían paralelos como símbolos de las dos
opciones mesiánicas: la acción para un reino aquí, como le preguntaban a Jesús
“¿Es ahora que instaurarás tu reino?” o una acción nueva, “mi reino no es de
este mundo”, una fuerza transformadora paradójica, aparentemente absurda.
Hyam Maccoby, especializado en el estudio de la tradición
religiosa cristiana y judía, ha propuesto la teoría de que Bar Abba era el
apodo que daban a Jesús, que comenzaba siempre sus plegarias con la palabra
Abba, “Padre”, mientras que el uso de “barabbas” o “Bar-abbas” no parece haber
sido un nombre común en dicha época. Según esta hipótesis, cuando la multitud
en La matanza exigió a Pilato que diera libertad a “Bar Abba” (Barrabás) era la
libertad del mismo Jesús la que pedían.
Otro aspecto conflictivo es la costumbre mencionada en los
evangelios de liberar a un prisionero durante la Pascua. Los mismos no están de
acuerdo en si era una costumbre hebrea o romana, pero en ninguno de los dos
casos se encontraron otros registros históricos que confirmaran la existencia
de dicha costumbre. Los registros históricos que se poseen sobre Poncio Pilatos
muestran un desprecio por la tierra en donde gobernaba, que consideraba una
provincia menor del Imperio romano, y la posibilidad de que honrara una
tradición judía sería remota. Podría ser posible que Pilatos creara en el
momento una supuesta tradición como excusa para no crucificar a un líder
popular y no exponerse a motivar rebeliones, pero los evangelios no lo retratan
como si tuviera la situación bajo control.
Existen varias lecturas sobre los posibles motivos por los
que Jesús y Barrabás, de haber sido la misma persona, habrían terminado siendo
dos diferentes. Una interpretación plantea que habría sido responsabilidad de
elementos antisemitas en la iglesia, que al dirigir la petición de libertad
hacia una persona retratada como reprobable coloca en el judaísmo la
responsabilidad por la crucifixión.
Es posible también que la historia se retratara así para
retirar la culpa del Imperio romano por los eventos. Esto último se habría
hecho para facilitar la introducción del cristianismo entre los romanos, ya que
de otra forma para un romano aceptar que Jesús fuera el mesías implicaría
aceptar también que el Imperio habría matado al hijo de Dios. La traición de
Judas serviría también como elemento para redirigir la culpa.
También podría haberse tratado de un error de traducción. La
multitud podría haber pedido la liberación de “Jesús Barrabás”, y Pilatos
habría rechazado la aclamación popular. Cuando la historia fue traducida a
otros idiomas, los traductores podrían no haber dominado el idioma arameo: la
petición de liberación habría permanecido, pero Barrabás habría pasado en el
proceso a ser una persona diferente. En este sentido, debe señalarse que muy
poco tiempo antes, quizás menos de una semana, otra multitud compuesta de
seguramente las mismas personas había aclamado a Jesús a su entrada a la
ciudad.