martes, 19 de diciembre de 2017

CARL TANZLER Y ELENA HOYOS


Carl Tanzler o Carl von Cosel (nombre registrado en algunas bitácoras con su firma) fue un radiologista nacido en Dresde (Alemania), hacia el año 1920. Trabajó en el Hospital Marine, ubicado en Cayo Hueso (Florida). Desarrolló una mórbida obsesión por una joven cubano-estadounidense de nombre María Elena Helen Milagro-Hoyos, una paciente convaleciente de tuberculosis. Elena Hoyos finalmente sucumbió a la enfermedad. Tanzler sustrajo su cuerpo de su tumba dos años después de su entierro y la llevó a "vivir" con él durante 7 años, cuando fue descubierto por sus familiares en 1940.

Tanzler, criado en Alemania, aparentemente se radicó un tiempo en Australia durante la Primera Guerra Mundial, y en donde pudo haber sido detenido, Tanzler emigró a Estados Unidos en 1926, vía marítima desde Rotterdam en febrero de 1926 hacia La Habana (Cuba). Desde Cuba él migró a Zephyrhills (Florida), en donde se encontraba su hermana, que había emigrado años antes. Tiempo después se reunirían con él su esposa y sus hijas. Dejando a su familia en Zephyrhills en 1927 obtuvo trabajo como radiologista en el U.S. Marine Hospital localizado en Cayo Hueso, bajo el nombre de Carl von Cosel. Durante su infancia en Alemania y tiempo después, mientras viajaba por Génova (Italia), Tanzler afirmaba que había sido visitado por visiones de una ancestra suya ya fallecida, la condesa Anna Constantia von Cosel, quien le reveló el rostro del gran amor de su vida: una “exótica mujer de cabellos negros”.

El 22 de abril de 1930, mientras trabajaba en el Marine Hospital, en Cayo Hueso, Tanzler conoció a María Elena Helen Milagro-Hoyos (1910-1931) una residente de origen cubano-estadounidense quien había sido llevada por su madre a su consultorio médico para un examen fisiológico. Tanzler inmediatamente reconoció en ella a “la mujer de cabellos negros” que le había sido revelada por el fantasma de su tía en sus visiones anteriores. De cualquier manera Hoyos era vista como una belleza local en Cayo Hueso.

Finalmente Hoyos fue diagnosticada con tuberculosis, una enfermedad casi siempre fatal en aquellos años, en algunos casos el padecimiento cobraba la vida de familias enteras. Tanzler, con su autoaprendido “conocimiento médico”, intentó tratar y curar a Hoyos con una variedad de tratamientos y de medicinas, desde rayos X y equipos eléctricos que fueron llevados hasta la misma casa de Elena. Tanzler ofreció a Hoyos regalos, joyas y ropas, declarándole su amor profeso, aunque no existe evidencia que demuestre que sus afectos hayan sido correspondidos, mientras Hoyos vivía.

A pesar de los mejores esfuerzos de Tanzler, Hoyos finalmente murió de tuberculosis terminal en el domicilio de sus padres el 25 de octubre de 1931. Siguiendo a esto, Tanzler pagó los gastos funerarios, y obtuvo el permiso de la familia Hoyos para la construcción de un Mausoleo en el Cementerio de Cayo Hueso, el cual él visitaba cada noche. En abril de 1933 Tanzler extrajo el cuerpo de Hoyos del mausoleo y lo transportó a su casa en una pequeña carretilla de juguete.


Tanzler unió los huesos con alambre y ganchos para ropa y lleno las cuencas vacías con ojos de vidrio. Como la piel del cuerpo se encontraba en un avanzado estado de putrefacción, Tanzler lo reemplazó con tela de seda empapada en Yeso de París. Cuando el pelo comenzó a caerse del cráneo por descomposición del cuero cabelludo, Tanzler ideó el utilizar una peluca que previamente Hoyos había usado y que su madre le había facilitado poco después de su funeral en 1931. Tanzler llenó la cavidad abdominal y el pecho con harapos para que mantuviera la forma original y el cuerpo de Hoyos, vestido con medias, joyas y guantes, fue colocado en la cama del radiologísta. Carl utilizó copiosas cantidades de perfume y desinfectantes y agentes preservadores de tejidos para enmascarar el olor y retrasar los efectos de la descomposición del cadáver.

En octubre de 1940, la hermana de Elena, Florinda escuchó rumores de que Carl dormía con el cuerpo desenterrado de su hermana y al confrontar a Tanzler en su domicilio, finalmente descubrió que efectivamente el cuerpo de su hermana estaba ahí. Florinda notifico a las autoridades y Tanzler fue detenido. Fue examinado psiquiátricamente y se le encontró mentalmente competente para afrontar un juicio bajo los cargos de “destrucción maliciosa y lasciva de una tumba y extraer el cuerpo sin autorización”. Después de una audiencia preliminar verificada en octubre de 1940 en la Corte de Monroe County (en Florida), Tanzler fue presentado para responder a los cargos presentados, pero el caso fue cerrado y Tanzler liberado debido a que los estatutos de limitación (prescripción) del delito habían expirado.

Poco después del descubrimiento del cuerpo de Elena por las autoridades, el cuerpo fue examinado por médicos y patólogos, y fue puesto a la vista pública en la funeraria Dean-López, en donde fue visto por más de 6800 personas. Finalmente el cuerpo de Hoyos fue regresado al cementerio de Cayo Hueso, donde permanece en una sepultura incógnita, en una locación secreta a fin de evitar posteriores profanaciones. Los hechos y la audiencia preliminar, atrajeron la atención de los medios en aquel tiempo, y causó la sensación entre el público local cuyo humor fue generalmente simpatizante con Tanzler a quien se le veía como un “romántico” excéntrico. Aunque se piensa que no fue reportado contemporáneamente, investigaciones posteriores han revelado la evidencia de que Tanzler practicaba la necrofilia con el cadáver de Hoyos.

Los médicos quienes practicaron la necropsia de los restos de Elena recordaron que había insertado un tubo de metal envuelto en seda en la vagina del cadáver y que tenía el fin de permitir el intercambio sexual. Sin embargo otros afirman que no existió evidencia de necrofilia presente en el momento de la audiencia preliminar, y porque las "pruebas" presentadas en 1972 a más de 30 años del caso ya cerrado, y que presumían necrofilia no tenían ningún fundamento. Mientras, no hay fotografías que hubiesen sido tomadas durante la exposición pública y que demostraran la existencia del tubo.


Hacia 1944, Tanzler se mudó a Pasco County (Florida), cerca de Zephyrhills, en donde escribió su autobiografía, la cual apareció en la novela de fantasía y ficción Fantastic Adventures, en 1947. Su casa se encontraba en proximidad de la casa de su esposa Doris, quien aparentemente le ayudó a vivir sus últimos años de vida. Tanzler recibió la ciudadanía estadounidense en 1950 en Tampa. Separado de su objeto de obsesión, Tanzler utilizó una máscara mortuoria para recrear una efigie de tamaño natural de Hoyos y vivió con ella hasta su muerte, ocurrida el 3 de julio de 1952. Su cuerpo fue encontrado en el piso de su domicilio tres semanas después de su muerte. Murió bajo el nombre de Carl Tanzler.

Se ha manejado que Tanzler fue encontrado en los brazos de la efigie de Hoyos, pero su obituario informa que murió con el tubo que utilizaba para tener relaciones sexuales con el cadáver de Hoyos. El obituario señala: “Un cilindro de metal en un estante encima de una mesa, envuelto en seda, junto a una imagen de cera”.