Éforo (aquel que supervisa) era
el nombre dado a ciertos magistrados de los antiguos Estados dorios de Grecia.
Entre ellos, los más importantes eran los éforos de la antigua Esparta. En
Esparta existían cinco éforos, elegidos anualmente, que juraban cada mes
respaldar a los reyes, mientras que éstos, a su vez, juraban respetar las
leyes. Heródoto afirmó que la institución fue creada por Licurgo de Esparta.
Pero parece más razonable que no estuviera en la primitiva constitución
espartana, sino que surgiera posteriormente de la necesidad de contar con
gobernantes mientras los reyes estuvieran dirigiendo los ejércitos espartanos
fuera de la ciudad.
Los éforos eran elegidos por la
asamblea popular, la Apella. Todos los homoioi, ciudadanos libres, podían ser
elegidos para este puesto, pero no podían ser reelegidos. Los éforos también
contribuían a proporcionar un equilibrio entre los dos reyes de Esparta, que
raramente cooperaban el uno con el otro. Platón les denominó los tiranos que
regían realmente Esparta como déspotas, mientras que los reyes no eran más que
meros generales.
