En la mitología griega Deyanira
era la tercera esposa de Heracles, conocida principalmente por su papel en la
historia de la túnica de Neso. Deyanira era la hija de Altea y Eneo (rey de
Calidón), Dioniso o Dexámeno. Cuando su hermano Meleagro murió, todas sus
hermanas lamentaron su muerte en su tumba. Artemisa, enfadada, las tocó con su
vara convirtiéndolas en pájaros, con la excepción de Deyanira y Gorge, que
pudieron retener su forma humana gracias a la intervención de Dioniso. Su padre
la prometió en matrimonio al temible dios-río Aqueloo.
Sin embargo Deyanira no era una
princesa pasiva, pues conducía un carro y practicaba el arte de la guerra, como
señala Apolodoro, y no quería tener nada que ver con su pretendiente, quien
podía tomar la forma de una serpiente o un toro. Heracles, el mayor héroe del
antiguo mundo olímpico, luchó con Aqueloo por la mano de Deyanira y derrotó al
dios-río. Posteriormente ella y Heracles tendrían una hija llamada Macaria y un
hijo llamado Hilo que sería padre de Cleodao y abuelo de Aristómaco.
La historia principal de Deyanira
es la de la túnica de Neso. Un centauro salvaje llamado Neso intentó violar a
Deyanira mientras la ayudaba a cruzar el río Euneo. Heracles vio lo que ocurría
desde el otro lado de un río y le disparó una flecha envenenada al pecho.
Agonizando, Neso mintió a Deyanira contándole que la sangre de su corazón
aseguraría que Heracles la amaría para siempre. Deyanira creyó sus palabras y
guardó un poco de dicho veneno.
Cuando su confianza en Heracles
empezó a menguar, untó su famosa túnica de cuero con la sangre. Licas, el
siervo de Heracles, le llevó su túnica y cuando se la puso, Heracles murió
lenta y dolorosamente cuando ésta quemó (con llamas reales o por el calor del
veneno) su piel. Desesperada al ver lo que había hecho, Deyanira se suicidó
ahorcándose. Deyanira es la protagonista de la obra Las traquinias de Sófocles.