Judas Macabeo es un personaje
bíblico que aparece en el Libro de los macabeos. Era el tercer hijo del
sacerdote Matatías, que con su familia fue el centro y alma de la revuelta
patriótica y religiosa de los judíos contra los reyes seléucidas de Siria. Se
han hecho varias conjeturas acerca del origen de su apellido. El nombre parece
ser derivado de la voz siria maqqaba (martillo o maza) y se dio con referencia
a la proeza aplastante desplegada por Judas contra los enemigos de la nación;
es equivalente al nombre Martel dado a Carlos Martel.
Judas fue designado por su
agonizante padre como el nuevo líder de la banda de soldados guerrilleros
rebelados contra Antíoco IV Epífanes en el año 167 a. C., y permaneció en
mandato hasta el 161 a. C. Estaba animado con una gran fe en lo que él creía
era el apoyo de Dios, por la bondad de la causa. Comenzó sus operaciones
militares atacando y quemando muchos pueblos que se habían manifestado en favor
de los enemigos de Israel, y cuando fuerzas armadas regulares fueron enviadas
para poner fin a su acoso, no dudó en enfrentarse a ellas en el campo (II
Macabeos).
Demostró en diversas ocasiones
que era un excelente táctico y un guerrero intrépido. Entre sus hazañas
militares se mencionan la derrota y muerte de Apolonio, saqueador de Jerusalén,
y la derrota de las tropas sirias al mando del delegado gobernador Serón, en un
encuentro en Bet Horón. Otros líderes sirios que también fueron vencidos por
Judas, fueron los visires Gorgias, Nicanor, Timoteo, Bachides y Lysias.
Estas victorias permitieron una
tregua durante la que Judas prestó atención a las condiciones ruinosas en que
había quedado la ciudad de Jerusalén y cómo había sido profanado su Templo.
Destinando un cuerpo de hombres armados para mantener en jaque la guarnición
siria, que todavía ocupaba la ciudadela, el líder judío comenzó a renovar y
purificar el santuario, siendo ayudado en el trabajo por varios sacerdotes.
Terminada la renovación, el nuevo
servicio del Templo fue inaugurado con festejos que duraron ocho días. De
acuerdo a la tradición talmúdica, se encontró un solo cantarillo de aceite
purificado para el encendido del candelabro del Templo de Jerusalén, lo
suficiente para arder un solo día, pero milagrosamente el candelabro ardió por
ocho días seguidos. Desde entonces se decretó que, en memoria de este suceso,
se celebraría una fiesta anual llamada Jánuca o Hanuká, también conocida como
la Fiesta de las Luces, que duraría ocho días, con la característica del encendido
de velas de un candelabro especial de ocho brazos, una vela por cada día.
Algunas de las tribus vecinas,
alarmadas por el progreso de los judíos, se levantaron en armas contra ellos,
pero fueron vencidos fácilmente por Judas, que entonces redobló todas sus
energías para llevar una expedición exitosa que condujera a la independencia de
Siria.
Durante tres años, mantuvo esta
tarea ardua e implacable con energía, paciencia y resultados variables.
Mientras tanto, envió mensajeros a Roma para afianzar la protección de la
república romana contra la opresión de los sirios. La misión fue diplomáticamente
un éxito; pero antes de que las negociaciones fueran conocidas en Oriente,
Judas Macabeo fue vencido y muerto en el campo de batalla, en Laisa, 161 a. C.