El Movimiento Humanista, también llamado Nuevo Humanismo o Humanismo Universalista. Es una corriente de opinión con presencia en más de 100 países de América, Europa, África y Asia, que “reconoce los antecedentes históricos del humanismo y que en la actualidad se entiende más como una nueva sensibilidad, una nueva forma de pensar, sentir y actuar en el mundo”. El fundador del Movimiento Humanista es el escritor argentino Mario Luis Rodríguez Cobos, más conocido por su seudónimo literario "Silo". En cuya referencia, el movimiento a veces es conocido como “movimiento siloísta”.
El Movimiento Humanista trabajaría, según sus publicaciones, para resolver los grandes problemas humanos, tanto del individuo como de la sociedad, para lo cual propone el llamado “humanismo universalista”. No es una institución, aunque ha dado lugar a numerosas agrupaciones y organizaciones. Tampoco pretende hegemonizar a las distintas corrientes humanistas y humanitaristas, diferenciándose muy claramente de todas ellas ya que, aunque las considera un esfuerzo loable, cree que no se enfocan a modificar las estructuras que generan los males que ellas remedian. En todo caso, establece relaciones puntuales con todas las agrupaciones progresistas sobre la base de criterios de no discriminación, reciprocidad y convergencia de la diversidad.
La filosofía humanista se inspira en la doctrina siloísta en donde el ser humano aparece abierto al mundo, con intencionalidad para actuar sobre su propio destino y el lema central de “nada por encima del ser humano y ningún ser humano por debajo de otro”. A continuación, los siguientes seis puntos constituyen la base de su doctrina social y de su compromiso de acción en el mundo:
- Propicia la ubicación del ser humano como valor y preocupación central, de tal modo que nada esté por encima del ser humano, ni que un ser humano esté por encima de otro.
- Afirma la igualdad de todas las personas y trabaja por la superación de la simple formalidad de iguales derechos ante la ley avanzando hacia un mundo de iguales oportunidades para todos.
- Reconoce la diversidad personal y cultural afirmando las características propias de cada pueblo y condenando toda discriminación que se realice en razón de las diferencias económicas, raciales, étnicas y culturales.
- Auspicia toda tendencia al desarrollo del conocimiento por encima de las limitaciones impuestas al pensamiento por prejuicios aceptados como verdades absolutas o inmutables.
- Afirma la libertad de ideas y creencias.
- Repudia no solamente las formas de la violencia física sino todas las otras formas de violencia económica, racial, sexual, religiosa, moral y psicológica, como casos cotidianos arraigados en todas las regiones del mundo.
A finales de los años sesenta, Silo organiza un grupo para estudiar el fenómeno de la crisis que asomaba en el mundo. Este grupo, como otros organizados en torno a sus escritos, crece y se desarrolla hasta la formación del Movimiento Humanista.
Los materiales oficiales del grupo dicen que el Movimiento Humanista nació el 4 de mayo de 1969, con la charla “La curación del sufrimiento” dada por Silo en Punta de Vacas (Argentina). A causa de la dictadura militar impuesta en aquel tiempo, el evento se permitiría siempre y cuando se realizara lejos de las ciudades, por lo que Silo buscó un emplazamiento en las inmediaciones del Aconcagua, en los Andes argentinos.
Después de la represión inicial y las consiguientes campañas de desinformación, el grupo crece por toda Latinoamérica. Este crecimiento se ve aún más favorecido a causa del exilio, forzado o voluntario, al que algunos de sus miembros se abocan en otros países de Europa, Asia o América.
En 1975, un centenar de miembros de diferentes países se reunieron en la isla griega de Corfú para acordar propuestas y objetivos y establecer los rudimentos de una organización que sería experimentada durante los siguientes cuatro años.
En torno a 1980 el Movimiento ya estaba funcionando en cerca de cuarenta y dos países. En 1981, la Comunidad para el Desarrollo Humano organizó una serie de conferencias en diversos países de Europa y Asia. Dos de los libros oficiales, La mirada interna y el Libro de la comunidad, empiezan a ser publicados y traducidos a muchos idiomas.
En 1983 el Movimiento se estructuró en “consejos” y se definió la forma estructural en un texto llamado Las normas. En 1984 se fundó el Partido Humanista y poco más tarde la rama política ecologista, que pasaría por diferentes nombres debido al conflicto con los partidos verdes ambientalistas.
Primer Congreso de la Internacional Humanista en 1989, Florencia - Italia. |
Tras el lanzamiento de la Internacional Humanista en 1989, se volvió a la estrategia de fortalecer el Movimiento Humanista y desarrollar su forma organizativa. Con el objetivo del arraigo en el punto de mira, se abrieron Centros de Comunicación y se publicaron cientos de periódicos y revistas vecinales en todo el mundo. En 1993 se publicó el "Documento del Movimiento Humanista", base ideológica de la organización. Ese mismo año, tuvo lugar en Moscú el primer Foro Humanista y se fundó el Centro Mundial de Estudios Humanistas.
Para 1995 el Movimiento se encaminó hacia el crecimiento masivo, con la apertura de cien nuevos países en África, Asia y el Caribe. Posiblemente, este fue el motivo de crear el Centro de las Culturas, posteriormente llamado Convergencia de las Culturas (para diferenciarlo del Centro Mundial de Estudios Humanistas). Además, se creó en España un frente de acción llamado en los inicios "Mundo sin Guerras", que se convertiría en uno de los cinco organismos del movimiento.
La historia del Movimiento Humanista no ha estado exenta de conflictos con individuos y con otras organizaciones. Durante los años sesenta, en Argentina, los grupos iniciales llamados el “Poder Joven” tuvieron problemas con la Iglesia católica y también estuvieron bajo el punto de mira de la policía y los gobiernos de Argentina y Chile. Hubo muchos encarcelados (bajo la acusación de alteración del orden público), dos miembros del Movimiento asesinados y un intento de asesinato sobre la persona de Silo.
Posteriormente, con la creación de la rama verde del humanismo tuvieron bastante oposición en Italia, España, EE.UU., Gran Bretaña y Alemania. Algunos militantes de Los Verdes interpretaron que el Movimiento Humanista se oponía al ambientalismo, puesto que consideraba a la humanidad y no la naturaleza en el centro del debate. El tema, desde el punto de vista humanista, era que la explotación medioambiental ocurre porque la sociedad persigue valores (como el dinero, el crecimiento económico, etc.) que se colocan por encima del ser humano. Y desde el punto de vista del Partido Verde era la supuesta suplantación de identidad por parte de un partido no reconocido por sus instancias europeas.
En casi todos los casos la controversia sobre la organización se ciñe a la descalificación del grupo con la suposición de ser una secta, sin aparecer otro tipo de críticas en terrenos ideológicos, sociales o políticos. De hecho, a pesar del trasfondo sectario que se ha atribuido al Movimiento Humanista, no constan denuncias ni procesos judiciales en su contra o en contra de sus miembros. Asimismo, la mayoría de páginas web críticas con el Movimiento Humanista se limitan a recoger experiencias personales negativas y testimonios de detractores, a veces plagados de insultos, a veces vertiendo acusaciones de delito o levantando sospechas sin concretar nada.
Los miembros del grupo refutan esta reiterada caracterización de secta como rumores infundados, en algunos casos, y difamaciones intencionadas, en otros, que surgen de diversos ámbitos y que alcanzan a sus rivales tanto como a sectores más cercanos. Mantienen que han sido objeto de persecución política desde sus orígenes, cuando sus miembros eran arrestados a centenares y encarcelados en la Argentina y el Chile de los años setenta, y aseguran que aquellas acusaciones se extienden hasta hoy.
En todo caso, ese calificativo se ha propagado, sin investigación contrastada y con notable ligereza, a través de multitud de publicaciones y medios de comunicación; comisiones de investigación de los parlamentos belga y francés; diversas organizaciones políticas, religiosas o laicas; y algunos exmiembros.