lunes, 25 de diciembre de 2017

DRUIDAS


Los druidas fueron los miembros de la clase sacerdotal en la Gran Bretaña, Irlanda, la Galia (Francia), y posiblemente otras partes de la Europa Céltica y la Galacia durante la Edad de Hierro, e incluso antes. Se conoce muy poco acerca de los antiguos druidas. No hay registros escritos por los propios druidas y la única evidencia de la que se dispone son unas breves descripciones realizadas por los griegos, romanos y varios autores y artistas dispersos, así como también algunas historias creadas posteriormente, en el Medievo, por escritores irlandeses.

Mientras que se tiene evidencia arqueológica relativa a las prácticas religiosas en la Edad del Hierro, “ningún artefacto o imagen desenterrado se ha podido asociar indudablemente con los antiguos druidas”. Varios temas recurrentes sobre los druidas se presentan en un gran número de registros greco-romanos, incluyendo el que ellos realizaban sacrificios humanos, creían en la reencarnación, además de que ocupaban una posición de alto estatus en los pueblos galos. Nada se sabe sobre sus prácticas de culto, excepto por el ritual del roble y el muérdago según los describió Plinio el Viejo.

La referencia más antigua de la que se tiene conocimiento data del 200 a.C., sin embargo, la descripción fehaciente más antigua proviene de Julio César en sus Comentarios sobre la guerra de las Galias (50 a.C.). Posteriores escritores grecorromanos también describieron a los druidas, incluyendo a Cicerón, Tácito5 y Plinio el Viejo. Tras la invasión de la Galia por el Imperio romano, el druidismo fue proscrito por el gobierno romano bajo el mandato de los emperadores Tiberio y Claudio, en el siglo I d.C., y éste desapareció de los registros escritos alrededor del siglo II.

Alrededor del año 750 la palabra “druida” aparece en un poema del monje irlandés Blathmac, quien escribió sobre Jesús diciendo que él fue “...mejor que un profeta, con más conocimientos que cualquier druida, un rey que fue obispo y un completo sabio”. Los druidas también son mencionados en varios cuentos medievales de la Irlanda cristiana tales como Táin Bó Cúailnge, donde son ampliamente retratados como hechiceros que se oponían a la llegada del Cristianismo. En el despertar del Renacimiento céltico en los siglos XVIII y XIX, grupos fraternales y neopaganos se fundaron basándose en ideas sobre los antiguos druidas, este movimiento es conocido como neodruidismo.