Todos sin duda hemos escuchado
historias mágicas y oscuras sobre genios. Un genio, del árabe yinn, es un ser
fantástico de la mitología semítica. No debe confundirse esta palabra con otra
idéntica que procede del latín genius. En ocasiones en vez de genio se usa el
término árabe, usualmente transcrito jinn o djinn, de acuerdo con la transcripción
francesa o inglesa. Por lo general son invisibles, pero pueden adoptar
diferentes formas (antropomorfas, plantas o animales) y tienen la capacidad de
influencia espiritual y mental sobre el ser humano (posesión psíquica), pero no
necesariamente la utilizan.
En la mitología mesopotámica,
están asociados al ámbito divino, aunque no pueden considerarse dioses, sino
principalmente, guardianes o seres tutelares de lugares donde los hombres no
debían tener acceso. Se piensa que su representación tendría un valor
apotropaico.
En las tradiciones más antiguas,
los genios eran los espíritus de pueblos desaparecidos, que actuaban de noche y
se escondían al despuntar el día. Otras tradiciones dicen que son seres de
fuego. En todos los casos se trata de seres con características de duendes y
otros seres mitológicos elementales de la naturaleza, que pueden, según su
talante, atacar o ayudar al ser humano.
El islam incorporó parcialmente
la antigua creencia en los genios, y de este modo son hoy en día personajes
presentes en las tradiciones de todos los pueblos del área islámica. Es
prácticamente seguro, sin embargo, que esos genios no responden únicamente a
los genios semíticos originales, ya que la extensión del mensaje del Corán
impuso un mismo nombre a muchas manifestaciones distintas propias de los países
islamizados.
Así, en lugares donde el
mazdeísmo hizo mella antes que el islam los genios son protagonistas de
diversas prácticas mágicas alejadas de la ortodoxia sunní; para los tuareg, son
tentadores del desierto y ladrones nocturnos, así como para los musulmanes de
la India pueden ser molestos invasores del hogar que deben ser expulsados
usando ciertas suras del Corán, en una ceremonia no muy distinta del exorcismo
católico.
El islam considera a los genios
seres creados de fuego sin humo, dotados como el ser humano de libre albedrío y
que pueden obedecer a Dios o bien a Iblís, el demonio, a quien a veces se
describe como tal, es decir como ángel caído, y a veces es considerado genio:
Hemos creado al hombre de barro, de arcilla
moldeable
Antes, del fuego ardiente habíamos creado a
los genios.
(Corán, 15, 26-27)
Los genios son, pues, la tercera
clase de seres creada por Dios, junto a los hombres y los ángeles. La creencia
en esta tercera raza marca una diferencia respecto a las otras dos religiones
monoteístas (cristianismo y judaísmo).
Los genios, a diferencia de los
ángeles, comparten el mundo físico con los seres humanos y son tangibles,
aunque sean invisibles o adopten formas diversas. Los genios y los humanos
pueden casarse y procrear. Por esta razón, la jurisprudencia islámica medieval
llegó a regular las condiciones relativas a matrimonio, descendencia y herencia
entre genios y humanos. Fueron muchos los pensadores musulmanes medievales que
dudaron de la existencia de los genios (no así de la de los ángeles) o
directamente la negaron, como Avicena, Al-Farabi o Ibn Jaldún.
La creencia popular en los genios
sigue estando muy extendida en las áreas rurales de algunos países islámicos y
es muy frecuente su aparición en la literatura popular. En occidente son
conocidos sobre todo los genios malignos del tipo ifrit, a través de los
cuentos de Las mil y una noches y sus adaptaciones cinematográficas.
Una muestra a la vez de la
creencia popular en los genios y de que pueden ser seres dignos de devoción e
imitación la encontramos en Marruecos, donde, en el marco del muy popular culto
a los morabitos o santones, se inscribe el culto a un personaje que no es
humano sino genio. Se trata del morabito Sidi Shamharush, situado en la aldea
del mismo nombre en el Atlas, y al cual acude la gente de la zona en peregrinación
para ganarse la baraka o bendición divina por intercesión del santón. El culto
es similar al que se prodiga a otros morabitos, salvo por el hecho de que en
este caso no gira alrededor de una tumba, ya que Sidi Shamharush no está
muerto: vive de día bajo la forma de perro negro y por la noche adopta
apariencia humana.
Algunas tradiciones consideran
que los genios son una especie maliciosa, pero no necesariamente maligna. En
sus más benignas formas de comportamiento, suelen ser bromistas y embaucadores.
Tienen una miríada de atributos, debido al efecto aglutinante que tuvo la
extensión del islam respecto a las leyendas y supersticiones locales de los
pueblos islamizados. Pueden ser invisibles o cambiar a voluntad de forma,
haciéndose pasar por animales o presentándose con la apariencia de una mujer
hermosa para visitar a los hombres por la noche, hacerles el amor y robarles la
energía, como si se tratara de súcubos. Pueden también ser dominados a través
de un objeto (como la lámpara maravillosa de Aladino) y convertirse así en
esclavos de quien posea dicho objeto.