El hombre lobo, también conocido
como licántropo, es una criatura legendaria presente en muchas culturas
independientes a lo largo del mundo. Se ha dicho que este es el más universal
de todos los mitos, y aún hoy, mucha gente cree en la existencia de los hombres
lobo. Todas las características típicas de aquel animal, como son la ferocidad,
la fuerza, la astucia y la rapidez, son en ellos claramente manifiestas, para
desgracia de todos aquellos que se cruzan en su camino. Según las creencias
populares, este hombre lobo puede permanecer con su aspecto animal únicamente
por espacio de unas cuantas horas, generalmente cuando sale la luna llena.
En el folclore y la mitología, un
hombre lobo es una persona que se transforma en lobo, ya sea a propósito o
involuntariamente, a causa de una maldición o de otro agente exterior. El
cronista medieval Gervase de Tilbury asoció la transformación con la aparición
de la luna llena, pero este concepto fue raramente asociado con el hombre lobo
hasta que la idea fue tomada por los escritores de ficción moderna.
La mayoría de las referencias
contemporáneas están de acuerdo en que un hombre lobo puede ser asesinado si se
le dispara una bala de plata, aunque esto es producto de la narrativa moderna y
no aparece en las leyendas tradicionales, aunque algunas clásicas dicen que se
puede matar cortándole la cabeza y arrancándole el corazón.
Nadie sabe con exactitud cuándo
se originaron las leyendas sobre hombres lobo. Puede que se trate de una
superstición tan antigua como la humanidad misma, originada como explicación de
diversas patologías. Así parecen indicarlo algunos casos datados, como, en
España, el de Manuel Blanco Romasanta, en cuya vida se basan las películas El
bosque del lobo, y Romasanta. La caza de la bestia (2004).
HISTORIA
Según la leyenda, el primer
hombre lobo reconocido fue Licaón,
rey de Arcadia, Grecia. En la mitología griega, Licaón era un rey sabio y culto
y una persona muy religiosa que había sacado a su pueblo de las condiciones
salvajes en que vivían originariamente. No obstante, parece que él mismo
continuó siendo un salvaje, pues a pesar de todo siguió sacrificando seres humanos
en honor a Zeus, e incluso se dijo que asesinaba a todo forastero que llegara a
su reino pidiendo hospitalidad.
Al enterarse, el dios Zeus quiso
comprobar los rumores y se disfrazó de vagabundo para hacer una visita a
Licaón. Este inmediatamente pensó en matar a su visitante, pero se enteró a
tiempo de que se trataba de Zeus y lo invitó a participar en un suntuoso
banquete. Todo habría salido bien de no ser porque Licaón no pudo resistir la
tentación de jugar una horrible broma al rey del Olimpo; ordenó que le
sirvieran la carne de un niño (presuntamente un hijo suyo).
Zeus se dio cuenta, por supuesto,
y, encolerizado, condeno a Licaón a convertirse en lobo, y a que todos sus
descendientes serían también hombres lobo. Hoy se conoce como licaón al perro
salvaje africano, un pariente de los lobos.
La historia de Licaón provee uno
de los primeros ejemplos de la leyenda del hombre lobo. De acuerdo a la
historia de Licaón, este se transformaba en un lobo como resultado de comer
carne humana; un testigo que estuvo presente en un sacrificio periódico en el
Monte Licaón dijo sufrir un destino similar. Plinio el Viejo, dijo citando a
Euanthes (Historia Naturalis viii. 22/34. 81): que un hombre de la familia de
Anthus fue seleccionado por Lot y fue llevado a un lago en Arcadia, donde
colocó su ropa en un árbol y nadó a través del lago. Esto dio como resultado su
transformación en un lobo, y vagó en esta forma durante nueve años. Entonces,
si durante este tiempo él no atacaba a ningún ser humano, tendría la libertad
de nadar de regreso y volver a su forma original.
Probablemente las dos historias
son idénticas, aunque no se haya mencionado del sacrificio de Licaón por los
descendientes de Anteo. Heródoto (iv. 105) menciona que la tribu de los Neuri,
un pueblo que él ubica al noroeste de Escitia, se transformaban anualmente
durante algunos días. Virgilio también estuvo familiarizado con la
transformación de seres humanos en lobos (véase Eglogas viii. 98). En la novela
Satyricon, escrita por Cayo Petronio cerca del año 60, uno de los personajes
recita una historia sobre un hombre que se convierte en lobo.
A partir de ese momento los
hombres lobo parecen haberse multiplicado, al llegar la Edad Media, los cuentos
de hombres que se transformaban en lobo eran comunes y la gente tenía tanta fe
en ellos que ni siquiera se atrevía a salir de noche al bosque. Hay que
recordar que en aquellos tiempos los lobos auténticos eran comunes y no era
raro que atacaran a las personas. Más tarde los lobos fueron cazados y
exterminados en gran parte de su área de distribución, pero el temor a los
hombres bestia siguió igual de fuerte que antes.
TEORÍAS SOBRE SU ORIGEN
Se ha propuesto una teoría
reciente para explicar los episodios de hombres lobo en Europa durante los
siglos XVIII y XIX. El cornezuelo, cuya ingestión causa envenenamiento, es un
hongo que crece en los lugares donde se cultiva centeno en temporadas húmedas,
después de inviernos muy fríos. El envenenamiento por cornezuelo normalmente
afecta pueblos completos o por lo menos las áreas pobres de los pueblos, provocando
alucinaciones, histeria colectiva y paranoia, así también como convulsiones y
en algunas ocasiones la muerte (el LSD se deriva del cornezuelo). El
envenenamiento por consumo de cornezuelo se ha propuesto como causa de los
individuos que creían ser un hombre lobo, o de todo un pueblo que creyó haber
visto a un hombre lobo.
Como la mayoría de los intentos
de usar la ciencia moderna para explicar creencias religiosas y folklore, esta
teoría es controvertida e insatisfactoria. Por ejemplo, no explica por qué los
brotes de histeria sobre brujería y las leyendas de transformaciones en
animales que existen alrededor del mundo, incluyendo en lugares donde no hay
cornezuelo del centeno. La histeria y la superstición han existido a través del
mundo por toda la historia registrada, y, generalmente hablando, el
envenenamiento por consumo de hongos no es la razón de todos estos
acontecimientos.
Similarmente, algunos
investigadores modernos han intentado utilizar condiciones tales como rabia,
hipertricosis (crecimiento excesivo del pelo sobre el cuerpo entero) o
porphyria (un desorden enzimático con síntomas que incluyen alucinaciones y
paranoia) como explicación para la creencia del hombre lobo, aunque los
síntomas de esas dolencias no emparejan completamente con el folclore o la
evidencia de los episodios de histeria colectiva.
También existe un raro desorden
mental llamado Licantropía clínica, en la que la persona afectada tiene una
ilusoria creencia de que él o ella se están transformando en otro animal, aunque
no siempre es un lobo o un hombre-lobo.
Otros creen que las leyendas de
hombre-lobo nacieron como parte del chamanismo y tótems, animales en las
culturas primitivas basadas en la naturaleza. El término “teriantropía” ha sido
adoptado para describir un concepto espiritual en el que el individuo cree que
él o ella tienen el espíritu o alma, en su totalidad o en parte, de un animal
no-humano.