viernes, 22 de diciembre de 2017

MAL DE OJO


¿Qué es el mal de ojo?, ¿Mito o realidad?, ¿Puede una mirada cambiar tu destino? El mal de ojo, es una creencia popular supersticiosa según la cual una persona tiene la capacidad de producir mal a otra persona sólo con mirarla. De esta persona afectada se dice que "está ojeada, o que le echaron mal de ojo, o el ojo encima". La creencia está extendida universalmente a través de muchos pueblos. Enrique de Villena escribió en el 1425 un tratado sobre el "mal de ojo" o "aojamiento", diciendo que los facultativos lo llamaban "fascinación", del nombre tradicional en latín "fascinare".

Joaquín Bastús escribió en 1862 que la palabra griega "envidia" venía de la expresión "aquella que nos mira con mal ojo" y de ahí el mal de ojo, y que los griegos protegían a los jóvenes marcando sus frentes con barro o cieno.  Un objeto, planta, palabra, inscripción, etc. que "apotropaico" es aquel que no aleja el mal de ojo, los espíritus y el infortunio; del griego "atropetein", que quiere decir "alejar".

El libro del Corán alude al mal de ojo: "Los infieles casi os hacen dormir con sus miradas"(68,51), y entre los males de los que hay que protegerse se alude a "el mal de un envidioso cuando envidia"(103,5).

El mal ojo, como proceso, puede venir dado de manera voluntaria o involuntaria, y es, según la creencia popular, efecto de la envidia o admiración del "emisor", que a través de su mirada (ya sea directa, en símbolo o incluso mental) provoca un mal en el envidiado/admirado. En algunas culturas orientales se cree, también, que las personas de ojos claros (azules, verdes, grises y rayados) tienen mayor poder para el mal de ojo, en teoría estas personas son mucho más envidiosas que aoja y acumula tanta maldad dentro de sí misma que con tan solo fijar su mirada en la persona elegida, puede hechizarla con el mal de ojo, trayendo todo tipo de infortunios encadenados, y provocándole continuos episodios de mala suerte y desgracias.

Los síntomas del aojamiento en la cultura popular son los de un cansancio, infecciones oculares severas, adormecimiento o pesadez, que termina enfermando gravemente a su víctima e incluso llegar a la muerte. Puede darse también una tristeza profunda y ganas de llorar, y en este caso se habla de "Aliacán". De la misma manera, se puede sospechar el mal de ojo, si algún objeto favorito o querido de la "víctima" sufre algún daño inesperado, sin causa previa específica o si el daño surge de "la nada".

Popularmente se han buscado diferentes remedios, ya sea para la prevención, como por ejemplo pisar los zapatos nuevos de familiares y amigos (como mecanismo para evitar la envidia), escupir a los bebes o embarazadas (en las culturas populares se considera la saliva como protectora), la interposición de objetos considerados como mágicos o protectores mágico-religiosos, como estampillas de santos, oraciones, etc.

La cura del mal de ojo, la cultura popular suele dejarla en manos de curanderos, que realizan diferentes rituales. En uno de ellos, bastante extendido, en primer lugar se diagnostica que efectivamente la persona padece de mal de ojo vertiendo aceite sobre un mechón de pelo de la misma, que se sujeta sobre un vaso de agua: si la persona está aojada el aceite se mezcla con el agua, esto es que se observan varias gotas que no se funden en una y quedan transparentes.

Para curar al afectado se debe continuar realizando este ritual al tiempo que se pronuncia una oración hasta que "se corta", esto es que se pueda ver el aceite flotando sobre el agua, como es normal. También pasarle el huevo. Luego, el huevo se rompe y se vierte en un vaso cristalino con agua y se observará que tanto mal de ojo tiene. Limpiarlo con alumbre es otro método efectivo.