¿Qué es el mal de ojo?, ¿Mito o
realidad?, ¿Puede una mirada cambiar tu destino? El mal de ojo, es una creencia
popular supersticiosa según la cual una persona tiene la capacidad de producir
mal a otra persona sólo con mirarla. De esta persona afectada se dice que
"está ojeada, o que le echaron mal de ojo, o el ojo encima". La
creencia está extendida universalmente a través de muchos pueblos. Enrique de
Villena escribió en el 1425 un tratado sobre el "mal de ojo" o
"aojamiento", diciendo que los facultativos lo llamaban
"fascinación", del nombre tradicional en latín "fascinare".
Joaquín Bastús escribió en 1862 que la palabra griega
"envidia" venía de la expresión "aquella que nos mira con mal
ojo" y de ahí el mal de ojo, y que los griegos protegían a los jóvenes
marcando sus frentes con barro o cieno.
Un objeto, planta, palabra, inscripción, etc. que
"apotropaico" es aquel que no aleja el mal de ojo, los espíritus y el
infortunio; del griego "atropetein", que quiere decir
"alejar".
El libro del Corán alude al mal de ojo: "Los infieles casi os hacen dormir
con sus miradas"(68,51), y entre los males de los que hay que protegerse se
alude a "el mal de un envidioso cuando envidia"(103,5).
El mal ojo, como proceso, puede
venir dado de manera voluntaria o involuntaria, y es, según la creencia
popular, efecto de la envidia o admiración del "emisor", que a través
de su mirada (ya sea directa, en símbolo o incluso mental) provoca un mal en el
envidiado/admirado. En algunas culturas orientales se cree, también, que las
personas de ojos claros (azules, verdes, grises y rayados) tienen mayor poder
para el mal de ojo, en teoría estas personas son mucho más envidiosas que aoja
y acumula tanta maldad dentro de sí misma que con tan solo fijar su mirada en
la persona elegida, puede hechizarla con el mal de ojo, trayendo todo tipo de
infortunios encadenados, y provocándole continuos episodios de mala suerte y
desgracias.
Los síntomas del aojamiento en la
cultura popular son los de un cansancio, infecciones oculares severas,
adormecimiento o pesadez, que termina enfermando gravemente a su víctima e
incluso llegar a la muerte. Puede darse también una tristeza profunda y ganas
de llorar, y en este caso se habla de "Aliacán". De la misma manera,
se puede sospechar el mal de ojo, si algún objeto favorito o querido de la
"víctima" sufre algún daño inesperado, sin causa previa específica o
si el daño surge de "la nada".
Popularmente se han buscado
diferentes remedios, ya sea para la prevención, como por ejemplo pisar los
zapatos nuevos de familiares y amigos (como mecanismo para evitar la envidia),
escupir a los bebes o embarazadas (en las culturas populares se considera la
saliva como protectora), la interposición de objetos considerados como mágicos
o protectores mágico-religiosos, como estampillas de santos, oraciones, etc.
La cura del mal de ojo, la
cultura popular suele dejarla en manos de curanderos, que realizan diferentes
rituales. En uno de ellos, bastante extendido, en primer lugar se diagnostica
que efectivamente la persona padece de mal de ojo vertiendo aceite sobre un
mechón de pelo de la misma, que se sujeta sobre un vaso de agua: si la persona
está aojada el aceite se mezcla con el agua, esto es que se observan varias
gotas que no se funden en una y quedan transparentes.
Para curar al afectado se debe
continuar realizando este ritual al tiempo que se pronuncia una oración hasta
que "se corta", esto es que se pueda ver el aceite flotando sobre el
agua, como es normal. También pasarle el huevo. Luego, el huevo se rompe y se vierte
en un vaso cristalino con agua y se observará que tanto mal de ojo tiene.
Limpiarlo con alumbre es otro método efectivo.