viernes, 22 de diciembre de 2017

MATUSALEN


Matusalén es la persona más longeva que se menciona en el Antiguo Testamento. En Génesis 5:27 se afirma que alcanzó la edad de 969 años: "Fueron, pues, los años de Matusalén, novecientos sesenta y nueve años; y murió." En el Génesis se lo menciona como hijo de Enoc y padre de Lamec (a su vez, padre de Noé), a quien engendró con 187 años. Su nombre se ha convertido en un sinónimo general aplicado a cualquier criatura de edad avanzada, usado en frases como: "tener más años que Matusalén" o "ser más antiguo que Matusalén". Una lectura atenta del Antiguo Testamento revela que Matusalén debió morir en el año del Gran Diluvio.

Según el demógrafo James Vaupel, la esperanza de vida comenzó a aumentar en 1840 con la disminución de la mortalidad infantil y mortalidad adolescente y ha continuado imparable, en un aumento medio de dos años y medio cada década, con el alargamiento de la vida madura.  Para Vaupel la esperanza de vida de los niños nacidos tras el año 2000 llegará a los 100 años en el siglo XXII.

Nuestros conocimientos actuales sobre la duración de la vida de una célula nos llevan a suponer que el límite natural de longevidad en el ser humano está por debajo de los 150 años. El récord Guinness de la persona más vieja permanece en el rango de los 112 a 122 años, pero el proceso para distinguir los individuos supercentenarios de los mitos de longevidades extraordinarias es complicado, pues los registros de nacimiento de finales del siglo XIX son muchas veces cuestionables.

Algunas investigaciones sostienen que las edades extraordinarias de los patriarcas bíblicos son resultado de errores en la traducción: los ciclos lunares se confundieron con los solares, y las edades reales son 13,5 veces menores. Entonces, en resumidas cuentas, Matusalén llegó a tener una edad de: 969/13,5. Esto implica una edad de 72 años, que es una cifra impresionante teniendo en cuenta la esperanza de vida en esos tiempos.

En este sentido, se cree que los seres humanos vivían cerca de mil años, hasta que, después del diluvio, Dios acortó su edad (Génesis 6:3. Y dijo Yavé: "No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años."). Según el judaísmo la primera persona que envejeció fue Abraham, y las personas anteriores eran más longevas porque nacieron antes del diluvio.