Se denomina evangelio de María
Magdalena a un evangelio apócrifo gnóstico, posiblemente del siglo II, del que
han llegado hasta nuestros días sólo algunos fragmentos. De este evangelio se
conservan sólo tres fragmentos: dos, muy breves, en griego, en manuscritos del
siglo III (papiro Rylands 463 y papiro Oxyrhynchus 3525); y otro, más extenso,
en copto (Berolinensis Gnosticus 8052,1), probable traducción del original griego.
El texto copto fue hallado en 1896 por C. Schmidt, aunque no se publicó hasta
1955. Los fragmentos en griego fueron publicados, respectivamente, en 1938 y en
1983.
En ninguno de los fragmentos hay
mención alguna del autor de este evangelio. El nombre que tradicionalmente
recibe, evangelio de María Magdalena, se debe a que se cita en el texto a una
discípula de Jesús llamada María, que la mayoría de los especialistas
identifican con la María Magdalena que aparece en los evangelios canónicos. No
puede ser posterior al siglo III, ya que los manuscritos en griego corresponden
a esta época.
Por características internas del
texto, como la presencia de ideas gnósticas, suele considerarse que fue
redactado en el siglo II. En el fragmento copto, que es el más extenso, faltan
varias páginas (concretamente 1-6 y 11-14). Se trata de un diálogo entre Jesús
(mencionado como "el Salvador") y sus discípulos. Tras la marcha de
Jesús, los apóstoles se encuentran desorientados.
Ellos, sin embargo, estaban entristecidos
y lloraban amargamente diciendo: «¿Cómo iremos hacia los gentiles y
predicaremos el evangelio del reino del hijo del hombre? Si no han tenido con
él ninguna consideración, ¿cómo la tendrán con nosotros?».
Entonces Mariam se levantó, los
saludó a todos y dijo a sus hermanos: «No lloréis y no os entristezcáis; no
vaciléis más, pues su gracia descenderá sobre todos vosotros y os protegerá.
Antes bien, alabemos su grandeza, pues nos ha preparado y nos ha hecho
hombres». Dicho esto, Mariam convirtió sus corazones al bien y comenzaron a
comentar las palabras del [Salvador].
Laguna del
evangelio:
...del Salvador?». Leví dice a Pedro:
«Siempre tienes la cólera a tu lado, y ahora mismo discutes con la mujer
enfrentándote con ella. Si el Salvador la ha juzgado digna, ¿quién eres tú para
despreciarla? De todas maneras, Él, al verla, la ha amado sin duda.
Avergoncémonos más bien, y, revestidos del hombre perfecto, cumplamos aquello
que nos fue mandado. Prediquemos el evangelio sin restringir ni legislar,
(sino) como dijo el Salvador». Terminado que hubo Leví estas palabras, se
marchó y se puso a predicar el evangelio según María.
María, entonces, relata una
visión y el diálogo que mantuvo con Jesús en esta visión, lleno de términos
propios del pensamiento gnóstico. El testimonio de María es rechazado por
Andrés y por Pedro, quienes dudan de que Jesús haya preferido a una mujer antes
que a ellos para hacerle revelaciones secretas. Sin embargo, Leví (el apóstol
Mateo) decide predicar "el evangelio según María".
Según interpretaciones como la de
Karen King, el texto revela las tensiones existentes en las primitivas
comunidades cristianas entre los protoortodoxos, representados por Pedro, y los
gnósticos, simbolizados por María Magdalena. Una confrontación similar existe
en otros textos gnósticos, como el evangelio de Tomás, la Pistis Sophia o el
evangelio copto de los egipcios.
Además, de acuerdo con este
texto, María Magdalena habría sido depositaria de revelaciones secretas de
Jesús, y habría tenido un papel destacado en la comunidad cristiana
postpascual. Sin embargo, es posible que María Magdalena no sea aquí más que un
símbolo de la Sofía de la teología gnóstica. Pueden encontrarse ciertas
analogías entre las ideas expuestas en este evangelio y religiones orientales
como el taoísmo y el budismo.