El nihilismo es la corriente filosófica que toma como base la negación de uno o más de los supuestos sentidos de la vida. El nihilismo suele presentarse como nihilismo existencial, forma en la que se sostiene que la vida carece de significado objetivo, propósito, o valor intrínseco. El nihilismo se puede considerar crítica social, política y cultural a los valores, costumbres y creencias de una sociedad, en la medida en que éstas participan del sentido de la vida negado por dicha corriente filosófica. El término Nihilista fue utilizado inicialmente por el ruso Iván Turguénev en su novela Padres e hijos:
"Nihilista es la persona que no se inclina ante ninguna autoridad, que no acepta ningún principio como artículo de fe". Nietzsche estructuró la conceptualización del término, pero éste ya existía como corriente en la antigua Grecia representado por la Escuela cínica y en el escepticismo. El nihilismo niega lo que pretenda un sentido superior, objetivo o determinista de la existencia puesto que dichos elementos no tienen una explicación verificable. En cambio, es favorable a la perspectiva de un devenir constante o concéntrico de la historia objetiva, sin ninguna finalidad superior o lineal. Es partidario de las ideas vitalistas y lúdicas, de deshacerse de todas las ideas preconcebidas para dar paso a una vida con opciones abiertas de realización, una existencia que no gire en torno a cosas inexistentes.
En este sentido el nihilismo no significa creer "en nada", ni pesimismo ni mucho menos "terrorismo" como suele pensarse, si bien estas acepciones se le han ido dando con el tiempo a la palabra. De todas formas hay autores que al nihilismo, entendido como negación de todo dogma para dar apertura a opciones infinitas no determinadas, le llaman "nihilismo positivo", mientras que al sentido de negación de todo principio ético que conlleve la negligencia o la autodestrucción le llaman "nihilismo negativo" (también se les conoce como "activo" y "pasivo").
Una de las referencias más lejanas se encuentra en el filósofo sofista Gorgias quien afirmaba: "Nada existe, si algo existe no es cognoscible por el hombre; si fuese cognoscible, no sería comunicable" o en la actitud vital de su discípulo Diógenes de Sinope.
LA ESCUELA CÍNICA
Los antecedentes históricos del nihilismo están en la Escuela Cínica fundada en Grecia durante la segunda mitad del siglo IV a. C. por Antístenes y cuyo mayor representante fue Diógenes de Sinope. Al igual que los nihilistas rusos de mediados del siglo XIX, los cínicos criticaban el orden y la moral de su época a través de sátiras contra la corrupción de las costumbres y los vicios de la sociedad griega de su tiempo, practicando una actitud muchas veces irreverente, la llamada anaideia.
Antístenes fue discípulo de Gorgias hasta que decidió fundar su propia escuela filosófica. Lo hizo en un gimnasio en las afueras de Atenas llamado Cinosargo, que quiere decir "perro blanco". A sus seguidores les empezaron a llamar kínicos ("perro", en griego) ya que sus comportamientos se asemejaban al de los perros. Antístenes vivía según su propia ley, la que él mismo eligió para sí. Las leyes establecidas, las convenciones sociales no eran para este sabio, que como todos los cínicos despreciaba las normas, las instituciones, las costumbres y todo lo que representa una atadura para el hombre.
Diógenes de Sinope fue discípulo de Antístenes. Optó por llevar una vida austera y adoptó la indumentaria cínica, como su maestro. Desde sus comienzos en Atenas mostró un carácter apasionado. Pone en práctica de una manera radical las teorías de su maestro Antístenes. Lleva al extremo la libertad de palabra, su dedicación es criticar y denunciar todo aquello que limita al hombre, en particular las instituciones. Propone una nueva valoración frente a la valoración tradicional y se enfrenta constantemente a las normas sociales. Se considera cosmopolita, es decir, ciudadano del mundo, en cualquier parte se encuentra el cínico como en su casa y reconoce esto mismo en los demás, por tanto el mundo es de todos. La leyenda cuenta que se deshizo de todo lo que no era indispensable, incluso abandonó su escudilla cuando vio que un muchacho bebía agua en el hueco de las manos.
Crates de Tebas era un ciudadano adinerado y de buena posición social, que renunció a toda su fortuna para hacerse filósofo cínico. Fue discípulo de Diógenes y maestro de Zenón de Citio. Crates, a diferencia de su maestro, era un hombre amable y tranquilo, que le valió el sobrenombre de "el filántropo", así como el de "abrepuertas" porque la gente le llamaba a sus casas para pedirle consejo y charlar con él. Para Crates la filosofía le libera de su esclavitud externa, en cuanto a la familia, la propiedad o las costumbres sociales y le libera también de esclavitud interna, de sus opiniones, manteniendo su radical libertad individual.