"Cuando
llegaron los primeros españoles a nuestra costa, preguntaban por el nombre del
país a un indio, les contestó éste Berú; luego mirando el río dijo Pelú y
señalando después a los extranjeros al interior del país, Pilú; que entonces
los dichos españoles respondieron; "¡Acabemos! Por aquí todo es
Perú". De esta ocurrencia graciosa
vino el nombre que en la actualidad tiene nuestro país. (Paz Soldán, Geografía
del Perú. Vol- I). Si uno tiene la oportunidad de contemplar los primeros mapas
del siglo XVI y XVII, de esta parte de América, se encuentra de lleno con la
sorpresa de que nuestra Arequipa ocupa buena parte de la geografía del norte de
Chile.
En Dichos mapas
se lee textualmente al referirse a nuestro vecino país: "Chili" y no
Chile. Por tanto es lógico pensar que Chile es una derivación fonética de
Chili, tal y como la escribieron los cartógrafos de aquellas épocas. Según
algunos autores la palabra Chili deriva del vocablo quechua "Chiri"
que en español significa "frío". Según Ventura Travada y Córdova, en
su libro El suelo de Arequipa convertido en cielo (1752), dice que el
nombre Chili deriva de Chilina, nombre
que sería aún más antiguo. A su vez "Chillona es el nombre de una paja que
crece en las regiones frías de los andes, para los naturales era la chilligua,
la utilizaban para tejer sogas..."
(Cayma Historia, Tradición y Cultura, Félix Gallegos).
Por otro lado en el libro: Arequipa, su
pasado, presente y futuro, página 23 (Biblioteca Inst. Nacional de Cultura) se
dice textualmente: "Los Chilis se establecieron en los flancos y
taludes por donde se desliza el río de Arequipa, al cual dieron su
nombre". Estaría hablándose de un pueblo que ocupó estas tierras antes de
la llegada de los españoles, lo cual nos parece sumamente interesante para
investigar.
Dicen otros
textos que Chili en idioma aimará significa "cascabel", por lo
ondulante del paso del río a través de las montañas o por el ruido que hace el
río cuando arrastra las piedras (Historia Sintética de Arequipa, Víctor N.
Benavente).
"El
Tahuantinsuyo fue dividido por el Rey de España en dos Gobernaciones: La Nueva
Castilla para Pizarro y la Nueva Toledo para Almagro. Arequipa caía dentro de
los límites de la nueva Toledo, que llegaba por el sur hasta el actual Chile
(conocida como la Araucana). (Diario El Pueblo, 15 de agosto del 2004).
Documentos
avalan el hecho de que del valle de Arequipa salió la expedición de Pedro de
Valdivia a la conquista de Chile en 1539 (Imagen y Leyenda de Arequipa, página
54).
Carta de Pedro
de Valdivia al emperador Carlos V (9 de julio de 1549)
Al emperador Carlos V.
Santiago, 9 de
julio de 1549.
Sacratísimo e invictísimo César. Habiendo, a imitación de mis pasados,
servido a V. M. donde me he hallado y en estas partes de Indias y provincias
desta Nueva Extremadura, dicha antes Chili, y últimamente en la restauración de
las del Perú a su cesáreo servicio en la rebelión de Gonzalo Pizarro bajo la
comisión del Licenciado de la Gasca, Presidente en la Real Abdiencia de los
Reyes, que por el poder que de V. M. trajo me dio la autoridad de su Gobernador
y Capitán General en este Nuevo Extremo...
En la década de
los setenta la forma que tenían los chilenos de despedirse de un peruano era:
¡hasta Arequipa! Es probable que la memoria colectiva argumentara que nuestra
ciudad les pertenecía de alguna manera, siendo parte de la Nueva Toledo.
El historiador
Chileno Ricardo Latcham señala que "el nombre Chile lo trajo -a su país-
un grupo de aborígenes mitimaes transportados por los Incas a estas tierras,
pues existía en el Perú una región que tenía un río de ese nombre". ¿Qué
río sino el de Arequipa, además de su aproximación geográfica?
Por su parte el
jurista e historiador, Francisco Mostajo -insigne investigador arequipeño- en
su artículo: Aporte para la historia de Arequipa, publicado en el libro Prosistas
e Historiadores, edición 1958, apunta: (...) que Pizarro señaló expresamente la
orilla oriental del río Chile, o sea
Colesuyo, a fin que su comisionado no fuera a contravenir la ordenanza sobre
poblaciones expedida por Carlos V en
1523 (...) Queremos remarcar que si bien
en otros apartados de la misma obra Mostajo se refiere a Chili como el nombre
del río que discurre por Arequipa, en esta parte que es literal (del padre
Calancha, Crónica moralizadora, pág. 47 y este a su vez de Garcilaso de la Vega) la fuente más antigua, lo define como Chile.
Pensamos que a
partir de una de las dos riberas de este rió se pudo haber considerado la
división de la Nueva Castilla y la Nueva Toledo, y por este motivo, todo lo que
quedaba hacia el sur pertenecía a lo que hoy es el país de Chile.
Geográficamente quizás el paralelo asignado como separación no concuerde del
todo; pero los mapas de aquellas épocas apenas si se aproximaba a la exactitud
real, a la que estamos acostumbramos hoy con los adelantos tecnológicos.
Algunas fuentes
chilenas concuerdan que el nombre de su país tiene su origen en un ave de la
zona (o en el sonido que provocaba la misma); pero esto no parece tener mayor
peso que lo meramente tradicional. Por otro lado tampoco nos parece extraña la
relación de sonido entre Arequipa y Arica, que además fue tierra peruana hasta
después de la Guerra del Pacífico; pero ese es otro tema.
En conclusión,
lo más probable es que el origen más remoto del nombre Chile, proviene según
las fuentes citadas, del nombre del río que discurre por Arequipa. (Por Pablo
Nicoli Segura. Mitos y Leyendas de Arequipa, edición 2008)
NOTA IMPORTANTE: El Gobierno
Regional de Arequipa, en su colección Biblioteca Juvenil, libro 6, Arequipa y
los Viajeros, publicado en 2010, página 199 nos dice a la letra: Chiri o Chilli,
equivale en la lengua quechua a "región fría". Un camino que le
costea, llámese chilina (...) Esta casi averiguado que ese camino fue el que
siguió, hasta las riberas del Maule, el Inca Yupanqui, conquistador de Chile,
detenido en este punto por la indomable fiereza de los araucanos.
Don Manuel Vicuña, vecino de la ciudad de Arequipa, y constructor del
camino de esa ciudad a Puno, observa que
el nombre de Chile debe derivarse de la palabra chire o chillí, y creo bien
fundada su presentación. (Santiago Estrada, diplomático argentino, 1835-1891).