miércoles, 20 de diciembre de 2017

ILUMINADOS DE BAVIERA

Mochuelo de Minerva, símbolo de la Orden.
La Orden de los Iluminados (Illuminati) es el nombre dado a varios grupos, tanto reales como ficticios. Históricamente, el nombre se refiere a la organización Illuminati de Baviera, una sociedad secreta de la época de la Ilustración, fundada el 1 de mayo de 1776, la cual manifestaba oponerse a la superstición, los prejuicios, la influencia religiosa sobre la vida pública, los abusos de poder del Estado y apoyaba la educación de la mujer y la igualdad entre los sexos. Tal organización de los Illuminati se prohibió, junto con otras sociedades secretas, por el gobierno de Baviera, con el apoyo de la Iglesia católica, y la misma se disolvió definitivamente en 1785.

En los años siguientes, el grupo fue vilipendiado por críticos conservadores y religiosos, que afirmaban que los miembros de los Illuminati de Baviera se habían reagrupado y eran responsables de la Revolución Francesa.

En su uso posterior, "Illuminati" se refiere a las diversas organizaciones que reclaman o presuntamente tienen vínculos con los Illuminati bávaros originales o con sociedades secretas similares, y con frecuencia son acusados de conspirar para controlar los asuntos mundiales, planear eventos y ser agentes de siembra en diversos gobiernos y empresas, con el fin de establecer un Nuevo Orden Mundial y/o buscar el aumento de su poder político.

Figura central de algunas de las más conocidas y elaboradas teorías de la conspiración, así como de varias obras de ficción, los Illuminati se han representado como un grupo político, económico, esotérico al acecho y en las sombras, que constantemente tira de las cuerdas y palancas del poder. Esta descripción puede encontrarse en decenas de novelas, películas, programas de televisión, cómics, videojuegos y videos musicales.

LOS ILUMINADOS DE BAVIERA

El profesor de derecho eclesiástico y filosofía práctica de la universidad de Ingolstadt, Baviera, Adam Weishaupt (1748-1830), fundó el 1 de mayo de 1776, con dos alumnos suyos, la “Asociación de los Perfectibilistas”. Como símbolo de la organización eligió el mochuelo de Atenea, la diosa griega de la sabiduría. De trasfondo se encontraba el clima intelectual universitario, prácticamente dominado por los jesuitas, orden disuelta tres años antes.

La orden tomó un primer impulso en 1778, cuando un antiguo alumno suyo y presidente del Palatinado Renano la reorganizó. Weishaupt propuso como nuevo nombre Bienenorden, la “Orden de las abejas”, porque se imaginaba que los afiliados deberían recopilar el néctar de la sabiduría dirigidos por una abeja reina, pero al final se prefirió “Unión de los Iluminados” y después, “Orden de los Iluminados”. De la asociación de sapiencia se crearía ahora una orden secreta, que no podía negar la huella de su modelo organizativo, la Compañía de Jesús.

La siguiente reorganización sucedió en 1780 tras la adhesión del aristócrata bajo sajón Adolph von Knigge. Tal como el propio Weishaupt confesó, no existía “en absoluto, sólo en su cabeza”. Y en 1782 Knigge le proporcionó a la orden una estructura paramasónica, con Weishaupt y Knigge, entre otros, como directores sobre el llamado “Areópago”. Con esta nueva distribución, que se detallará más adelante, consiguieron los Iluminados reclutar a muchos masones e infiltrarse en logias enteras.

El número de miembros aumentó rápidamente, sin embargo este éxito suponía a la vez el comienzo del final: Knigge amenazó epistolarmente con delatar sus secretos a los jesuitas y a los rosacrucianos, reforzando la desconfianza y preocupaciones de Weishaupt.

Como resultado se agudizaron las discrepancias entre Weishaupt y Knigge hasta el punto de que la orden amenazaba con disolverse. En febrero de 1784, para eso se convocó en Weimar un tribunal arbitral llamado “congreso”. Para sorpresa de Knigge, el juicio del congreso en el que participaron, entre otros, Johann von Goethe, Johann Gottfried Herder y Herzog Ernst von Sachsen-Gotha, fue que debía construirse un nuevo Areópago.

Este parecía ser un compromiso tolerable. Pero como era previsible que el fundador de la orden siguiera siendo influyente aún sin presidencia formal en el Areópago, ello significaba una clara derrota para Knigge. Se acordó entonces el silencio y el retorno de todos los papeles, y el primero de julio abandonó Knigge la orden. Y en el tiempo siguiente se apartó de los “estragos de la moda” de querer arreglar el mundo mediante sociedades secretas. Por su parte Weishaupt le entregó la dirección de la orden a Johann Martín, conde de Stolberg-Roßla.

A consecuencia de las prohibiciones de 1784-1785 se produjeron las persecuciones de miembros. Se llegó a registros domiciliarios y confiscaciones, algunos consejeros y oficiales perdieron el puesto, algunos miembros fueron desterrados, pero nadie resultó encarcelado. En abril de 1785 el conde Stolberg-Roßla declaró la orden oficialmente suspendida. El 16 de agosto de 1787 se promulgó un tercer y más estricto edicto de prohibición, so pena de muerte, del reclutamiento de miembros para masones e iluminados. Continuaban entonces en los círculos autoritarios, rumores de una supervivencia de los Iluminados.

Estas promulgaciones desataron una primera histeria anti-iluminista, especialmente se sospechaba de las agitaciones de las asociaciones secretas ilustradas radicales. Una segunda ola, claramente más enérgica, sucedió durante la Revolución Francesa, pues el miedo a los jacobinos se fundió con el anterior a los Iluminados. En este estado anímico, el ministro de Estado bávaro Maximilian von Montgelas, quien a su vez había sido iluminado, hizo prohibir todas las organizaciones secretas al llegar al poder en 1799, y otra vez en 1804.

Hoy recuerda en Ingolstadt sólo una placa conmemorativa en el edificio en el que se encontraba la sala de reuniones de los Iluminados. El edificio se encuentra actualmente en el número 23 de la calle Theresien, antes llamada Am Weinmarkt 298, en la zona urbana exclusiva para viandantes.