Aníbal Barca, que significa “quien
goza del favor de Baal” y Barca, “rayo”, conocido generalmente como Aníbal,
nacido en el 247 a. C. en Cartago (Túnez) y fallecido en el 183 a. C. en
Bitinia (en Turquía), fue un general y estadista cartaginés, considerado como
uno de los más grandes estrategas militares de la Historia. Su vida transcurrió
en el conflictivo período en el que Roma estableció su supremacía en la cuenca
mediterránea, en detrimento de otras potencias como la propia República
cartaginesa, Macedonia, Siracusa y el Imperio seléucida.
Fue uno de los generales más
activos de la Segunda Guerra Púnica, en la que llevó a cabo una de las hazañas
militares más audaces de la Antigüedad: Aníbal y su ejército, en el que se
incluían elefantes de guerra, partieron de Hispania y atravesaron los Pirineos
y los Alpes con el objetivo de conquistar el norte de Italia. Allí derrotó a
los romanos en grandes batallas campales como la del lago Trasimeno o la de
Cannas, que aún se estudia en academias militares en la actualidad. A pesar de
su brillante movimiento, Aníbal no llegó a capturar Roma.
Existen diversas opiniones entre
los historiadores, que van desde carencias materiales de Aníbal en máquinas de
asedio a consideraciones políticas que defienden que la intención de Aníbal no
era tomar Roma, sino obligarla a rendirse. No obstante, Aníbal logró mantener
un ejército en Italia durante más de una década, recibiendo escasos refuerzos.
Tras la invasión de África por parte de Publio Cornelio Escipión el Africano,
el Senado púnico le llamó de vuelta a Cartago, donde fue finalmente derrotado
por Escipión en la batalla de Zama.
El historiador militar Theodore
Ayrault Dodge le llamó "padre de la estrategia". Fue admirado incluso por sus
enemigos, Cornelio Nepote le bautizó como "el más grande de los generales", de
hecho, su mayor enemigo, Roma, adaptó ciertos elementos de sus tácticas
militares a su propio acervo estratégico. Su legado militar le confirió una
sólida reputación en el mundo moderno y ha sido considerado como un gran
estratega por grandes militares como Napoleón I o Arthur Wellesley, el duque de
Wellington.
Su vida ha sido objeto de muchas
películas y documentales. Bernard Werber le rinde homenaje a través del
personaje del «Libertador», y de un artículo en L’Encyclopédie du savoir
relatif et absolu mencionada en su obra Le Souffle des dieux.