Pegaso es un caballo alado. Su
nombre proviene de la palabra griega “Πήγασος”, que significaba manantial, pues
se decía que había nacido en las fuentes del Océano. Hay varias versiones de su
nacimiento. Por un lado se decía que había nacido del cuello de la Gorgona,
cuando Perseo la mató en el mar. En esta perspectiva, resulta que su padre es
Poseidón, y Crisaor su hermano gemelo. Otra versión sostiene que nació en la
tierra, fecundado por la sangre derramada de la Gorgona, cuando Perseo la mató.
Una vez que nació, Pegaso fue al Olimpo, donde se puso a las órdenes de Zeus,
al llevarle el rayo.
Suele representarse en blanco o
negro y tiene dos alas que le permiten volar. Una característica de su vuelo es
que cuando lo realiza, mueve las patas como si en realidad estuviera corriendo
por el aire. Según las fuentes clásicas, Perseo no llegó a volar montado a
Pegaso, puesto que lo hacía gracias a unas sandalias aladas, sin embargo,
muchos artistas renacentistas lo representaron volando en este caballo. El
papel de Pegaso más importante es en la leyenda de Belerofonte, sobre la que
hay diversos argumentos. Por un lado, se decía que Pegaso había sido regalado a
Belerofonte por la diosa Atenea (diosa de la sabiduría), pero según otras
historias fue Poseidón el que dio el caballo a Belerofonte.
También se contaba que el héroe
lo había encontrado, cuando bebía en la fuente de Pirene. Fue gracias a Pegaso
que Belerofonte pudo matar a la Quimera y lograr por sí solo la victoria sobre
las Amazonas. Cuando Belerofonte muere,
Pegaso volvió a la morada de los dioses. Tiempo después, se dio el concurso de
canto que enfrentó a las Musas con las hijas de Píero. El Monte Helicón estaba
muy complacido por la belleza de las voces, por lo que empezó a crecer amenazando
con llegar al cielo.
Al ver el peligro, Poseidón le
ordenó a Pegaso que fuera y golpeara a la montaña con uno de sus cascos para
ordenarle que volviera a su tamaño normal, a lo que la montaña obedeció
dócilmente. Pero, en el lugar donde Pegaso la había golpeado brotó la Fuente
Hipocrene, o Fuente del Caballo. Por último, Zeus lo convirtió en Constelación,
para que fuera eterno. Cuando esto sucedió, un pluma de sus alas cayó cerca de
Tarso, y así la ciudad adoptó su nombre.
La leyenda de Pegaso puede haber
influido la formación de la figura del buraq en la tradición islámica. Es uno
de los equinos más célebres de la literatura junto con Rocinante (caballo de
Don Quijote de la Mancha), Babieca (el de El Cid), Bucéfalo (el de Alejandro
Magno) y el caballo de Troya, entre otros.