Jenofonte fue un historiador,
militar y filósofo griego, conocido por sus escritos sobre la cultura e
historia de Grecia. Nació en las cercanías de Atenas, en la región de Ática,
durante la segunda mitad del siglo V a. C., en el seno de una familia acomodada.
Su infancia y juventud transcurrieron durante la Guerra del Peloponeso, en la
que participó formando parte de las fuerzas ecuestres. Fue discípulo de
Sócrates y escribió diálogos inspirados en su persona. En sus obras se
manifiesta hostil hacia la democracia ateniense y se orienta hacia formas más
autoritarias, como las que conoció en Esparta y en Persia.
Durante el gobierno de los
Treinta Tiranos, Jenofonte se unió a una expedición de mercenarios griegos a
Persia conocida como la Expedición de los Diez Mil, contratados por el príncipe
persa Ciro el Joven (con quien trabó amistad), que se enfrentaba con su hermano
mayor Artajerjes II, el rey de Persia. A la muerte de Ciro en la batalla de
Cunaxa, la expedición quedó abandonada a su suerte, por lo que se tuvo que
abrir paso a través de 1.500 km de territorio hostil hasta conseguir volver a
Grecia.
El relato de Jenofonte sobre esta
expedición lleva por nombre Anábasis y es su obra más conocida. Alejandro Magno
consultó durante su invasión al Imperio aqueménida este excelente escrito, que
lo ayudó incluso a tomar serias decisiones en el ataque y asedio a diferentes
ciudades y fortificaciones. Tras regresar a Grecia, Jenofonte entra al servicio
del rey espartano Agesilao II, que comandaba un cuerpo expedicionario griego
para proteger las ciudades griegas de Asia Menor de los persas (396 a. C.).
Sin embargo, la alianza griega
pronto se rompió y en el 394 a. C. tuvo lugar la batalla de Coronea, en la que
Esparta se enfrentó a una coalición de ciudades griegas de la que formaba parte
Atenas. Jenofonte tomó parte en la batalla, al servicio de Agesilao, por lo que
fue desterrado de su patria. En cualquier caso, los espartanos le distinguieron
primero con la proxenía (honores concedidos a un huésped extranjero) y más
tarde con una finca en territorio eleo, en Escilunte, cerca de Olimpia, en la
que comenzó a escribir parte de su prolífica obra. Aquí se le unieron su
esposa, Filesia, y sus hijos, los cuales fueron educados en Esparta.
En el 371 a. C. se libró la
batalla de Leuctra, tras la cual los eleos recuperaron los territorios que les
habían sido arrebatados previamente por Esparta, y Jenofonte tuvo que
trasladarse a Corinto. Al tiempo, el poder emergente de Tebas originó una nueva
alianza espartano-ateniense contra Tebas, por lo que le fue levantada la
prohibición de volver a su patria. Sin embargo, no hay evidencia de que
Jenofonte retornara a Atenas.
Jenofonte es considerado por
algunos autores, entre ellos Jacob Burckhardt, como partícipe de la idea del
panhelenismo, ya que, a pesar de su simpatía por Esparta en detrimento de
Atenas, apoyó la idea de unir políticamente todas las polis griegas.
SUS PRINCIPALES OBRAS
- Anábasis.
- Ciropedia, una semblanza del rey persa Ciro II el Grande de intención moralizante.
- Helénicas, historia de la Guerra del Peloponeso que continúa la obra inacabada de Tucídides.
- Agesilao, sobre Agesilao II.
- Sobre la constitución de los atenienses.
SOBRE EL CONTENIDO DE SU ANÁBASIS
En ella se narran la expedición
militar de Ciro el Joven contra su hermano el rey de Persia Artajerjes II, y el
posterior intento de retorno a la patria de los mercenarios griegos que estaban
a su servicio, tras la derrota y muerte del mismo Ciro. En 401 a. C., tres años
después de subir al trono el persa Artajerjes II, su hermano menor Ciro se
rebeló en su satrapía de Asia Menor. Para destronar a su hermano, reclutó un
ejército en el que incluyó a diez mil mercenarios griegos, que partió de
Sardes, marchó a través de Asia Menor y descendió costeando el río Éufrates
hasta Cunaxa, cerca de Babilonia.
Ciro murió en la batalla de
Cunaxa, lo que produjo la desbandada de su ejército. Los mercenarios griegos,
sin embargo, se mantuvieron invictos y unidos bajo el mando del comandante
espartano Clearco. En las negociaciones que siguieron con el enemigo, Clearco y
los principales comandantes griegos fueron decapitados a traición, por lo que
los mercenarios hubieron de elegir a otros líderes. Entre éstos estaba el
propio Jenofonte de Atenas, quien guio el retorno del resto del ejército a
Grecia. Remontaron el río Tigris y atravesaron Armenia por una ruta de casi
cuatro mil kilómetros de territorio enemigo, hasta llegar a la colonia griega
de Trapezunte (actual Trabzon, Turquía), en la orilla sur del Mar Negro. Son
famosos los gritos de alegría de los soldados a la vista de este: Thalassa,
Thalassa, "El mar, el mar".
La narración, escrita en tercera
persona, posee gran interés histórico, pero además tiene un estilo ameno, no
exento de gran emotividad en algunos pasajes. Por la sencillez de su estilo, a
menudo se usa en la educación secundaria como texto de iniciación a la
traducción del griego clásico.