jueves, 21 de diciembre de 2017

JENOFONTE


Jenofonte fue un historiador, militar y filósofo griego, conocido por sus escritos sobre la cultura e historia de Grecia. Nació en las cercanías de Atenas, en la región de Ática, durante la segunda mitad del siglo V a. C., en el seno de una familia acomodada. Su infancia y juventud transcurrieron durante la Guerra del Peloponeso, en la que participó formando parte de las fuerzas ecuestres. Fue discípulo de Sócrates y escribió diálogos inspirados en su persona. En sus obras se manifiesta hostil hacia la democracia ateniense y se orienta hacia formas más autoritarias, como las que conoció en Esparta y en Persia.

Durante el gobierno de los Treinta Tiranos, Jenofonte se unió a una expedición de mercenarios griegos a Persia conocida como la Expedición de los Diez Mil, contratados por el príncipe persa Ciro el Joven (con quien trabó amistad), que se enfrentaba con su hermano mayor Artajerjes II, el rey de Persia. A la muerte de Ciro en la batalla de Cunaxa, la expedición quedó abandonada a su suerte, por lo que se tuvo que abrir paso a través de 1.500 km de territorio hostil hasta conseguir volver a Grecia.

El relato de Jenofonte sobre esta expedición lleva por nombre Anábasis y es su obra más conocida. Alejandro Magno consultó durante su invasión al Imperio aqueménida este excelente escrito, que lo ayudó incluso a tomar serias decisiones en el ataque y asedio a diferentes ciudades y fortificaciones. Tras regresar a Grecia, Jenofonte entra al servicio del rey espartano Agesilao II, que comandaba un cuerpo expedicionario griego para proteger las ciudades griegas de Asia Menor de los persas (396 a. C.).

Sin embargo, la alianza griega pronto se rompió y en el 394 a. C. tuvo lugar la batalla de Coronea, en la que Esparta se enfrentó a una coalición de ciudades griegas de la que formaba parte Atenas. Jenofonte tomó parte en la batalla, al servicio de Agesilao, por lo que fue desterrado de su patria. En cualquier caso, los espartanos le distinguieron primero con la proxenía (honores concedidos a un huésped extranjero) y más tarde con una finca en territorio eleo, en Escilunte, cerca de Olimpia, en la que comenzó a escribir parte de su prolífica obra. Aquí se le unieron su esposa, Filesia, y sus hijos, los cuales fueron educados en Esparta.

En el 371 a. C. se libró la batalla de Leuctra, tras la cual los eleos recuperaron los territorios que les habían sido arrebatados previamente por Esparta, y Jenofonte tuvo que trasladarse a Corinto. Al tiempo, el poder emergente de Tebas originó una nueva alianza espartano-ateniense contra Tebas, por lo que le fue levantada la prohibición de volver a su patria. Sin embargo, no hay evidencia de que Jenofonte retornara a Atenas.

Jenofonte es considerado por algunos autores, entre ellos Jacob Burckhardt, como partícipe de la idea del panhelenismo, ya que, a pesar de su simpatía por Esparta en detrimento de Atenas, apoyó la idea de unir políticamente todas las polis griegas.

SUS PRINCIPALES OBRAS
  • Anábasis.
  • Ciropedia, una semblanza del rey persa Ciro II el Grande de intención moralizante.
  • Helénicas, historia de la Guerra del Peloponeso que continúa la obra inacabada de Tucídides.
  • Agesilao, sobre Agesilao II.
  • Sobre la constitución de los atenienses.

SOBRE EL CONTENIDO DE SU ANÁBASIS

En ella se narran la expedición militar de Ciro el Joven contra su hermano el rey de Persia Artajerjes II, y el posterior intento de retorno a la patria de los mercenarios griegos que estaban a su servicio, tras la derrota y muerte del mismo Ciro. En 401 a. C., tres años después de subir al trono el persa Artajerjes II, su hermano menor Ciro se rebeló en su satrapía de Asia Menor. Para destronar a su hermano, reclutó un ejército en el que incluyó a diez mil mercenarios griegos, que partió de Sardes, marchó a través de Asia Menor y descendió costeando el río Éufrates hasta Cunaxa, cerca de Babilonia.

Ciro murió en la batalla de Cunaxa, lo que produjo la desbandada de su ejército. Los mercenarios griegos, sin embargo, se mantuvieron invictos y unidos bajo el mando del comandante espartano Clearco. En las negociaciones que siguieron con el enemigo, Clearco y los principales comandantes griegos fueron decapitados a traición, por lo que los mercenarios hubieron de elegir a otros líderes. Entre éstos estaba el propio Jenofonte de Atenas, quien guio el retorno del resto del ejército a Grecia. Remontaron el río Tigris y atravesaron Armenia por una ruta de casi cuatro mil kilómetros de territorio enemigo, hasta llegar a la colonia griega de Trapezunte (actual Trabzon, Turquía), en la orilla sur del Mar Negro. Son famosos los gritos de alegría de los soldados a la vista de este: Thalassa, Thalassa, "El mar, el mar".

La narración, escrita en tercera persona, posee gran interés histórico, pero además tiene un estilo ameno, no exento de gran emotividad en algunos pasajes. Por la sencillez de su estilo, a menudo se usa en la educación secundaria como texto de iniciación a la traducción del griego clásico.