jueves, 11 de enero de 2018

SOFISTAS


El término sofista, del griego sophía "sabiduría" y sophós  "sabio". Es el nombre dado en la Grecia clásica, de aquel que hacía profesión de enseñar la sabiduría. Sophós y Sophía en sus orígenes denotaban una especial capacidad para realizar determinadas tareas. Más tarde se atribuiría a quien dispusiera de "inteligencia práctica" y era un experto y sabio en un sentido genérico. Sería Eurípides quien le añadiría un significado más preciso como "el arte práctico del buen gobierno" y que fue usado para señalar las cualidades de los Siete Sabios de Grecia.

Sin embargo, al transcurrir el tiempo hubo diferencias en cuanto al significado de sophós: por una parte, Esquilo denomina así a los que dan utilidad a lo sabido, mientras que para otros es al contrario, siéndolo quien conoce por naturaleza.

A partir de este momento se creará una corriente, que se aprecia ya en Píndaro, que da un significado despectivo al término sophós asimilándolo a "charlatán". Ya en la Odisea, Ulises es calificado de sophón como "ingenioso". Por el contrario, Eurípides llama a la sophía "listeza" y al sophón "sabiduría", tratando con ello de diferenciar la intensidad y grado de conocimiento de las cosas que tienen respectivamente los hombres y los dioses.

Platón criticaba a los sofistas por su formalismo y sus trampas dialécticas, pretendiendo enseñar la virtud y a ser hombre, cuando nadie desde un saber puramente sectorial, como el del discurso retórico, puede arrogarse tal derecho.

La primera exigencia de esa areté era el dominio de las palabras para ser capaz de persuadir a otros. "Poder convertir en sólidos y fuertes los argumentos más débiles", dice Protágoras. Gorgias dice que con las palabras se puede envenenar y embelesar. Se trata, pues, de adquirir el dominio de razonamientos engañosos. El arte de la persuasión no está al servicio de la verdad sino de los intereses del que habla. Llamaban a ese arte "conducción de almas". Platón dirá más tarde que era "captura" de almas.

Según algunos autores, no eran, pues, propiamente filósofos. Para quienes son de esa opinión, tenían sin embargo en común con los filósofos una actitud que sí puede llamarse filosófica: el escepticismo y relativismo. No creían que el ser humano fuese capaz de conocer una verdad válida para todos. Cada quien tiene "su" verdad.

Por el contrario, hay quien sostiene que sí lo eran, y que las ácidas críticas de Platón corresponden a una disputa por un mismo grupo de potenciales discípulos y a sus diferencias políticas y filosóficas. De Aristóteles provendrá también el sentido peyorativo: sofista es quien utiliza el sofisma para razonar. Los más destacados miembros de la sofística fueron: Protágoras, Gorgias, Hipias, Pródico, Trasímaco, Critias y Calicles.

Últimamente, el "sofismo" ha sido reivindicado en el siglo XX por autores como Fernando Savater y Matthew Stewart; así como a inicios del siglo XXI, por los nuevos seguidores del ultraperspectivismo o estancialismo (metafísica del Estar).