Todos los
occidentales han oído hablar del Dalai Lama pero, en general, su importancia y
el papel que desempeña no se han interpretado adecuadamente. Esto ocurre en
todo el mundo. Cuando los chinos invadieron el Tíbet y durante la época de la
resistencia en la capital Lhasa, en 1959, los periódicos de la India hacían referencias
grotescas sobre él, sin la menor idea de su función. Unos periodistas
describian al Dalai Lama como “el Buda viviente”. Otros titulares decían “El
rey-sacerdote huye a la India”. Algunos llegaron al extremo de llamarlo “el
Papa budista”. Al Potala le decían “el Vaticano budista” y a los lamas más
importantes “los príncipes de la iglesia budista”.
Para comprender
su naturaleza y sus funciones hay que conocer la historia del budismo tibetano
y en particular la de la escuela Guelug, a la que pertenece el Dalai Lama. Un
par de generaciones después de la muerte de Tsóngkhapa, el maestro fundador de
dicha escuela, descubrimos que Guendun Drup, el tercer abad del monasterio de
Ganden, era sobrino de Tsóngkhapa. Él fundó el famoso monasterio de
Tashilhunpo, en Shigatse e instaló ahí como abad a su propio maestro.
Popularmente, a
Guendun Drup se le consideraba la reencarnación del segundo abad de Ganden (a
Tsóngkhapa se le consideró el primero) y fue así como surgió la sucesión a
través de reencarnaciones. En aquella época existían sólo dos líneas de
sucesión: la de las reencarnaciones del sobrino de Tsóngkhapa, el tercer abad
de Ganden; y la de su maestro, el primer abad de Tashilhunpo.
Más adelante,
estas dos líneas se conocieron respectivamente como la del Dalai Lama y la del
Panchen Lama. El actual Dalai Lama es el decimocuarto de su línea de sucesión y
el último Panchen Lama ha sido el décimo de su linaje.
EL DALAI LAMA ES UN BODHISATVA
La figura del
Dalai Lama representa el principio del ideal del Bodhisatva. Éste debe
comprenderse en el contexto de la idea del karma y el renacimiento, que
expresan que uno no sólo vive una vida en esta tierra, sino que experimenta una
sucesión de vidas.
El renacimiento,
según las enseñanzas budistas, ocurre debido a los restos de deseo, aversión e
ignorancia que quedan en el flujo de conciencia de una persona al morir. Sin
embargo, si mediante la práctica espiritual uno logra eliminar esos tres venenos,
al final sólo alberga un gran estado de paz, amor y sabiduría. Deja de estar
atado a la rueda de la vida y la muerte y no renace más.
De acuerdo con
el mahayana, en ese momento se presentan dos posibilidades. Uno puede
disolverse en el nirvana o puede elegir renacer, movido por la compasión, para
ayudar a los demás seres. Esta elección se ilustra con la leyenda del
Bodhisatva Avalokiteshvara.
UNA BELLA HISTORIA DE LA COMPASIÓN
Se dice que
Avalokiteshvara fue un gran yogui que estaba a punto de alcanzar la
iluminación. Entonces escuchó un sonido
que parecía venir de muy lejos, por debajo suyo. Se dio cuenta que eran muchas
voces que gritaban y gemían. El sonido era cada vez más intenso, de modo
Ascendió a estados de conciencia cada vez más elevados y experimentó todo tipo
de reinos arquetípicos, con diversas y gloriosas formas. Sin embargo, al
alcanzar la orilla de un gran océano de luz, todas estas desaparecieron. Sólo
percibía ese océano de luz.
Tuvo un gozo muy
profundo y supo que al fin regresaba al origen. Iba a “fundirse” con la
mismaque dejó de fijarse en el gran océano de luz y miró hacia abajo (por eso
se llama así, Avalokiteshvara, “el señor que mira hacia abajo”).
Vio a millones
de seres que sufrían de diferentes maneras, pero sobre todo a causa de su
ignorancia y su falta de instrucción espiritual. Pensó: “¿Cómo puedo abandonar
a esos seres? ¿Cómo puedo fundirme en este océano de luz y salvarme sólo yo
cuando en el mundo hay tantos que necesitan ayuda?” De esa forma
Avalokiteshvara regresó al mundo.
LA PREPARACIÓN DE UN DALAI LAMA
El budismo
tibetano toma el ideal del Bodhisatva muy en serio. Es algo real y vivo. Para
ellos no se trata sólo de una bella mitología, asumen que los Bodhisatvas están
con nosotros y creen firmemente que es posible identificarlos. Al Dalai Lama se
le considera una manifestación de Avalokiteshvara, el bodhisatva de la
compasión y el Panchen Lama es una manifestación de Amitaba, el Buda de la Luz
Infinita.
“Todas las cosas para todos los hombres”. A
los ojos de los tibetanos, el Dalai Lama lo es todo. Es el gobernador temporal
y también la cabeza espiritual del Tíbet. Los tibetanos siempre han tenido en
sus recintos una fotografía enmarcada del Dalai Lama.
EL ENTRENAMIENTO DE UN DALAI LAMA
Desde su más
tierna infancia, los Dalai Lama reciben una esmerada enseñanza que cubre todos
los ámbitos de la vida budista. Aprenden a meditar y siguen un difícil curso de
estudio y de práctica.
Cuando un Dalai
Lama llega a la mayoría de edad, por lo general conoce ya muy bien todos los
aspectos de su tradición. No obstante, a pesar de su saber, su autoridad y su
prestigio, nunca es visto como una suprema autoridad doctrinal. No es el
responsable de establecer un modo de practicar. La posición del Dalai Lama en
el budismo tibetano no es análoga a la del Papa de la Iglesia Católica Romana.
El Papa define la moral y el dogma, pero el Dalai Lama no.
Los Dalai Lamas
más importantes de la historia El tercero, el quinto y el decimotercer Dalai
Lama tienen, en especial, una gran importancia histórica. El tercer Dalai Lama
vivió en el siglo XVI (aproximadamente en la misma época que el rey Felipe II
de Castilla). (Fuente: budismo.com)