Poseidón, es el dios del mar, las
tormentas y, como «Agitador de la Tierra», de los terremotos en la mitología
griega. El nombre del dios marino etrusco Nethuns fue adoptado en latín para
Neptuno (Neptunus) en la mitología romana, siendo ambos dioses del mar análogos
a Poseidón. Los orígenes del nombre «Poseidón» no están claros. Una teoría lo
divide en un elemento que significa ‘marido’ o ‘señor’ y otro que significa
‘tierra’, obteniendo algo como ‘señor o esposo de la Tierra’, lo que lo
relacionaría con Deméter, ‘madre de la Tierra’.
Walter Burkert considera que «el
segundo elemento da permanece desesperadamente ambiguo» y encuentra la interpretación
‘consorte de la Tierra’ «bastante imposible de demostrar». Otra teoría
interpreta el segundo elemento como relacionado con la palabra dawon, ‘agua’ en
algunos idiomas indoeuropeos; esto haría que Posei-dawōn fuera el ‘señor de las
aguas’. Está también la posibilidad de que la palabra tenga un origen
pre-griego.
Las tablillas en lineal B
muestran que Poseidón fue venerado en Pilos y Tebas en la Grecia micénica de
finales de la Edad del Bronce, pero fue integrado en el panteón olímpico
posterior como hermano de Zeus y Hades. Poseidón tuvo muchos hijos y fue protector
de muchas ciudades helenas, aunque perdió el concurso por Atenas contra Atenea.
Le fue dedicado un himno homérico.
Poseidón era un importante dios
municipal de varias ciudades: en Atenas, era el segundo en importancia por
detrás sólo de Atenea, mientras en Corinto y en muchas ciudades de la Magna
Grecia era el dios jefe de la polis. En su aspecto benigno, Poseidón se
concebía creando nuevas islas y ofreciendo mares en calma. Cuando se enfadaba o
era ignorado, hendía el suelo con su tridente y provocaba manantiales caóticos,
terremotos, hundimientos y naufragios.
Los marineros oraban a Poseidón
para tener un viaje seguro, a veces ahogando caballos como sacrificio; de esta
forma, según un papiro fragmentario, Alejandro Magno se detuvo en la costa griega
antes de la Batalla de Issos y recurrió a las oraciones, «invocando al dios del
mar Poseidón, para lo que ordenó que un carro de cuatro caballos fuese lanzado
a las olas.»
Según Pausanias, Poseidón fue uno
de los guardianes del oráculo de Delfos antes de que el olímpico Apolo lo
sustituyese. Apolo y Poseidón colaboraban estrechamente en muchos ámbitos: en
la colonización, por ejemplo, Apolo Délfico daba la autorización para partir y
asentarse, mientras Poseidón cuidaba de
los colonizadores en su viaje y proporcionaba el agua purificadora para sus
fundaciones.
En su Anábasis, Jenofonte
describe a un grupo de soldados espartanos en 400–399 a. C. cantando un peán a
Poseidón, un tipo de himno destinado normalmente a Apolo. Como Dionisos, que
enfervorizaba a las Ménades, Poseidón también provocaba ciertas formas de
perturbación mental. Un texto hipocrático de c. 400 a. C., Sobre la enfermedad
sagrada, afirma que era considerado culpable de ciertos tipos de epilepsia.
En el arte griego, Poseidón conduce
un carro tirado por un Hipocampo o por caballos que podían cabalgar sobre el
mar. Estaba asociado con los delfines y las lanzas de pescar de tres dientes
(tridentes). Vivía en un palacio en el fondo del océano hecho de coral y gemas.
En la Ilíada Poseidón ayuda a los griegos, y en varias ocasiones toma parte
activa en la batalla contra las fuerzas troyanas. Sin embargo, en el Libro XX
rescata a Eneas después de que el príncipe troyano se rindiese ante Aquiles.
En la Odisea, Poseidón destaca
por su odio hacia Odiseo, debido a que éste había cegado a su hijo, el cíclope
Polifemo. La enemistad del dios impide a Odiseo volver a su hogar en Ítaca
durante muchos años. Incluso se dice a Odiseo, a pesar de su definitiva vuelta
segura, que aplacar la ira de Poseidón necesitará más de un viaje por su parte.
En la Eneida, Neptuno sigue
resentido con los errantes troyanos, pero no es tan vengativo como Juno, y en
el Libro I rescata a la flota troyana de los intentos de la diosa por hundirla,
aunque su principal motivación sea su disgusto por la intromisión de Juno en
sus dominios. El himno a Poseidón incluido entre los himnos homéricos es una
breve invocación, una introducción de siete líneas que se dirige al dios tanto
como «el que mueve la tierra y el baldío mal, dios de las profundidades que es
también señor del Helicón y de la extensa Egas», y especifica su doble naturaleza como
olímpico: «un domador de caballos y salvador de barcos».